Lineamientos de gestión para la revalorización del patrimonio arqueológico de la cuenca del río Pasaje, una región histórica de Salta”
Introducción
La idea del retorno, “no un retorno circular a recuerdos y fantasmas, sino uno abierto a la búsqueda del origen y de la identidad como plataforma para fundar el porvenir y la deriva, para ir al encuentro de otras miradas, de los caminos perdidos o no transitados”. Cristian Nanzer (2013)
Las acciones en torno a la conservación del patrimonio cultural de la provincia de Salta, están sesgadas por la aplicación de algunas políticas direccionadas desde diferentes ámbitos de gobierno, académicos y científicos, que se han volcado casi excluyentemente al análisis y puesta en valor del patrimonio monumental existente en la propia ciudad capital y, al rescate de poblados, y expresiones culturales de los valles Calchaquíes, olvidando que existe un patrimonio “otro” caracterizado por un rico conjunto de manifestaciones materiales e inmateriales, naturales y paisajísticas, diseminadas sobre su vasta geografía.
Ese patrimonio que parece pertenecer a regiones “demasiado lejanas” de los centros de atracción, nos acerca a un nuevo sentido de “territorialidad” que de acuerdo con Prada Alcoreza, “no solamente es el suelo que pisa y circunda una etnia, no sólo es el entorno, el hábitat, el ecosistema, sino que es sobre todo el espesor territorial de la acumulación cultural; de la propia memoria”.
Desde una mirada contemporánea sobre la construcción del territorio y de la historia en él acontecida, planteamos la necesidad de trabajar sobre esos territorios olvidados, entendiéndolos como un todo con la finalidad de gestar un proyecto de revalorización que intente conjugar los intereses regionales (en función de las características geofísicas, sus aspectos patrimoniales, productivos, ambientales, las expectativas de su gente) con el interés científico y educativo.
El territorio como confluencia e integración entre naturaleza y cultura, posee recursos que deben ser utilizados como herramientas para el desarrollo social; por lo que la necesidad de preservar y poner en valor sus elementos materiales e inmateriales, debe ir de la mano con la búsqueda de una mejora en las calidades democráticas de las comunidades a ellos vinculadas y que han sabido generar esos productos de alto valor histórico, social y ambiental. Para ello, estos estudios sintetizan procesos históricos poniendo énfasis en aspectos del patrimonio arqueológico, particularmente en las fundaciones españolas (ciudades, reducciones y fuertes) y en la red de caminos que las intervinculaban, en el área de la cuenca del viejo río Pasaje, conocida antiguamente como “la frontera de Salta”.
Esta cuenca ubicada al sureste de la provincia de Salta, que hace de límite a los departamentos de Metán y Anta presenta una fuerte impronta paisajística, histórica y cultural. Es un extenso valle al pie de las sierras Subandinas correspondiente a la llanura chaqueña, irrigado por el río y sus afluentes, con importante actividad productiva agrícola ganadera en su cuenca hídrica, donde hay registro de culturas milenarias a través de diversos yacimientos y pinturas rupestres en antiguas cuevas. Lo que expresa una instalación humana ancestral, que cobra mayor intensidad en la ocupación territorial con el advenimiento del colonizador español, una actividad histórica que, en nuestra región, se registra desde 1566 con la fundación de la primera ciudad española en el área (Nuestra Señora de Talavera), unos pocos años después de haberse constituido Santiago del Estero y años antes de que existieran, por ejemplo, Córdoba y Salta.
Definido el territorio de estudio sobre la cual se diseminan nuestros sitios históricos, estamos en presencia de una escala intermedia de intervención, “es decir aquellas en que la confluencia de la matriz biofísica del medio y la acción antrópica ha conseguido modelar territorios relativamente individualizables y singulares” (Feria, 2010:135).
El trabajo de investigación -que aquí presentamos sintetizado- se estructura en cuatro partes: La primera, teórico conceptual, nos introduce en nociones tales como patrimonio, corredores, espacio, territorio, región, procesos y nuevos escenarios de integración territorial, estos últimos entendidos como “nudos estratégicos” que tienen que ver con la localización geopolítica y lo simbólico observados en la cuenca estudiada.
Desde un nivel de observación histórico-ambiental, la segunda parte presenta la cuenca del Viejo Pasaje, haciendo foco en los estudios del patrimonio arqueológico. Profundiza en el conjunto de Fundaciones Españolas de Ciudades, Fuertes y Reducciones, y en la Red de Caminos que las unían, identificando las lógicas de ocupación del territorio con los pueblos, reducciones y fuertes en tiempos de la colonia, y analiza la ocupación actual definida por las distintas manifestaciones productivas.
En la tercera parte, los instrumentos gráficos y cartográficos posibilitan una efectiva vinculación de la Matriz Natural y la Antrópica del territorio, con el fin de formular luego propuestas integradas de ordenación territorial a partir de los recursos patrimoniales. Desde un nivel de observación político-institucional, se presentan los resultados alcanzados sobre “las estrategias de integración” detectadas en el área de estudio, en la documentación relativa a los planes y proyectos obrantes en los distintos organismos nacionales, provinciales y municipalidades locales. Asimismo, y desde un abordaje socio-cultural se propone arribar a programas de planificación participativas a partir de “Consensuar con los actores sociales involucrados en el rescate y puesta en valor del patrimonio arqueológico los lineamientos de gestión planteados en función de sus propios intereses y necesidades”.
La cuarta, propone a nivel de recomendaciones algunos lineamientos de gestión del patrimonio arqueológico, con la finalidad de orientar a los distintos niveles de gobierno en la elaboración de planes y proyectos que tengan como objetivo la necesidad de “generar un mayor impacto en el desarrollo de políticas territoriales, culturales, sociales y económicas sustentables”.
I. Marco teórico conceptual
“Ningún futuro sin pasado. No hay patrimonio sin historia”
Nani Arias Incollá (2011)
Conceptualización general:
Patrimonio (cultural, arqueológico, territorial):
Nos introducimos en los bienes arqueológicos de un determinado territorio adhiriendo a “un nuevo paradigma de la idea de patrimonio que no disocia a sus bienes naturales y culturales de la comprensión integral del territorio, como tampoco a los grupos humanos que, en el devenir histórico, les dieron origen, los preservaron y/o transformaron. Bajo esta óptica patrimonio puede ser considerado un sistema o conjunto de elementos, antropizados o no, donde se imbrican bienes legados de una generación a otra: territoriales urbanos y rurales, arquitectónicos, arqueológicos y artísticos, con sus propios valores, materiales e inmateriales y las relaciones que establecen entre sí y con las comunidades vinculadas a ellos” (Fundamentos de la Maestría en Valoración del Patrimonio Natural y Cultural, UCaSal 2008).
Patrimonio Cultural es, entonces, todo aquello que sentimos como propio y que compartimos en un sentimiento colectivo, al cual le otorgamos un valor simbólico que se sostiene en el presente proviniendo del pasado histórico común. No existe patrimonio tangible sin el intangible[ “Al final, el patrimonio viene a ser como un gran curso de agua: el patrimonio intangible reside básicamente en la mente humana, y es por tanto tan escurridizo como el agua; sin embargo actúa siempre en cauces, o con soportes concretos (material), y uno y otro (patrimonio inmaterial y material) se modelan mutuamente, como afluentes de un mismo cauce” (Martos Núñez, 2011).] que se expresa en “el hacer”, se aprende con la vida, tiene que ver con el gesto, el rito; se va transformando y transmitiendo con el tiempo a través de las generaciones. Por tanto, debe ser síntesis simbólica de los valores identitarios de una sociedad en los que se reconozca, a través de un proceso intergeneracional, como parte de su bagaje cultural vinculado a un sentimiento de grupo.
El conjunto de recursos naturales y culturales heredados en un territorio dado, con un elevado grado de reconocimiento social y que asimismo han demostrado un notable equilibrio ambiental en la medida que han permitido el mantenimiento de procesos ecológicos y naturales en ámbitos históricamente antropizados, refiere a la vez a la noción de Patrimonio Territorial y a la necesidad de vincular las matrices natural y antrópica para el mejor funcionamiento del sistema basado en la identificación de las características morfo-topológicas de los bienes materiales e inmateriales que se reconocen sobre su tapiz. Es decir, en las unidades patrimoniales naturales y culturales específicas que dieron marco a antiguos hechos históricos, sitios de viejos asentamientos humanos y a la conformación de los modos productivos, que se fueron estructurando en categorías superficiales y simbólicas de redes, nodos, hitos (Feria, 2010).
Los bienes del Patrimonio Arqueológico son parte también de ese sistema territorial que con otros diversos va en búsqueda del desarrollo sostenible con equilibrio ambiental. La definición de patrimonio arqueológico dada en la “Carta Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico 1990” que fue adoptada por la Asamblea General del ICOMOS en Lausana, Suiza, el mismo año, expresa: “El patrimonio arqueológico representa la parte de nuestro patrimonio material para la cual los métodos de la arqueología nos proporcionan la información básica. Engloba todas las huellas de la existencia del hombre y se refiere a los lugares donde se ha practicado cualquier tipo de actividad humana, a las estructuras y los vestigios abandonados de cualquier índole, tanto en la superficie, como enterrados, o bajo las aguas, así como al material relacionado con los mismos”.
Espacio, Territorio, Región
En este contexto la noción de territorio (terra torium: la tierra que pertenece a alguien) hasta aquí utilizada, nos refiere al concepto de antropización del espacio geográfico, es decir un espacio apropiado, ordenado, construido y por tanto producto social e histórico (Feria, 2005). Ese territorio socializado, sentido como lugar de pertenencia incluye la categoría conceptual de Territorialidad que para Milton Santos es genuina cuando todas las manifestaciones esenciales de la existencia de las comunidades pertenecen a aquello que les pertenece: el territorio.
El concepto de Región, en principio referido al territorio en cuyo interior se verifican aspectos de semejanza y homogeneidad, por su parte, posee numerosas acepciones de acuerdo con el ámbito disciplinario desde el cual se lo aborde. Este puede ser geográfico, geopolítico, político institucional, paisajístico morfológico, productivo, cultural, histórico, etcétera. Gilberto Giménez entiende una región en términos socio-culturales que “se define como un territorio literalmente tatuado por la historia, soporte de la memoria colectiva y espacio de inscripción del pasado de un grupo”.
Cuenca y Paisaje:
Cuenca constituye, como sistema, un área donde interactúan en un proceso permanente y dinámico, el agua con los sistemas físicos (recursos naturales), bióticos (flora y fauna) y socioeconómicos – culturales. Por lo tanto, entendemos que todo proceso de ordenación de una cuenca debe ser concebido en esencia desde el enfoque ecosistémico, por ser un instrumento de gestión que incorpora, en esta comunión de factores bióticos y abióticos, el tema social de manera muy fuerte, dando gran protagonismo a la participación de las comunidades en la toma de decisiones políticas y estratégicas respecto a la gestión de los ecosistemas. Desde su función ecológica, la cuenca provee diversidad de sitios, de hábitat para los elementos biológicos del sistema; desde su función ambiental conserva la biodiversidad, mantiene la integridad y diversidad de los suelos; y desde lo socioeconómico suministra los recursos naturales para el desarrollo de las actividades productivas que dan sustento a la población, provee de un espacio para el desarrollo social y cultural de la sociedad. La cuenca del Juramento medio, con una escala territorial apropiada, constituye una unidad adecuada para su planificación ambiental, involucrando una serie de factores espaciales y sociales que permiten una comprensión integral de la realidad del territorio. Entre ellos, los recursos del patrimonio cultural arqueológico, surgidos del propio carácter histórico y paisajístico de la región estudiada.
El concepto Paisaje, por su parte, ha comenzado a reivindicarse desde el pensamiento europeo contemporáneo, vinculado estrechamente al territorio y al patrimonio, noción contrapuesta a la visión simplemente naturalista y estética de tiempos pasados. Esto nos acerca a la concepción del Convenio Europeo del Paisaje, desde donde se asume plenamente el sentido territorial de la cuestión paisajística. Paisaje es, según ese Convenio, “cualquier parte del territorio tal y como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción e interacción de factores naturales y/o humanos” (cit. Mata Olmo, 2010). La escritora mexicana Cristina Rivera Garza aporta su visión al señalar que “lo que sucede entre el horizonte y la mirada, eso es el paisaje”. Por lo tanto, es un constructo social, siempre en evolución, y es claro que sin observador no hay paisaje.
Corredores y redes:
En estos estudios es de especial valor el concepto de Corredor, central para este tipo de aproximaciones y constituye una herramienta clave para la integración territorial. Un corredor designa una porción del territorio en desarrollo longitudinal, que comunica sectores en una sucesión alineada de paisajes y responde a una necesidad de circulación y vinculación entre asentamientos de población y/o zonas productivas. Puede ser una ruta, una traza ferroviaria, una vía navegable, hídrica con sus canales de riego, o una combinación de todas las alternativas tecnológicas y naturales de conexión. Cuando se priorizan la articulación de zonas o los criterios de desarrollo, se asume que los corredores se transforman en ejes de articulación y desarrollo. Esto es, redes que articulan internamente territorios con características definidas: en nuestro caso aplicamos el concepto al corredor ecológico que define la cuenca del río Juramento, con la red de caminos que estructuran el territorio, las viejas carreteras que unían las estructuras patrimoniales (superficies y vías son objeto de este estudio), algunos de cuyos tramos aún hoy pueden reconocerse, dado que la región conserva gran parte de la antigua toponimia. Ello se desprende de la confrontación de la antigua cartografía con la moderna. Reconocemos entonces, una trama formada por la red caminera de la colonia, a la que se agregó, a partir de las últimas décadas del siglo XIX, la red ferroviaria, y luego las nuevas carreteras. Caminos de herradura y carreteras, vías férreas y rutas, tuvieron siempre a modo de ordenador ecológico, el río Pasaje.
El Territorio de Estudio
Figura 1: Localización
Figura 2: Localización
Figura 3: Localización
Características del medio geográfico ambiental: El territorio de estudio se ubica hacia el sureste de la provincia de Salta y comprende parte de los actuales Departamentos de Metán, Anta y Rosario de la Frontera. Su ámbito geográfico se extiende a lo largo de los cordones orientales de las Sierras Subandinas y del curso del río Pasaje-Juramento y su continuación, el Salado del Norte, desde el abra de Metán hasta el límite interprovincial entre Salta y Santiago del Estero.
Sin abrirlos aquí, vamos a mencionar los subtítulos que analizamos en el texto original a los fines de una descripción de las características más salientes del medio geográfico ambiental: Geomorfología, Clima, Flora, Fauna e Hidrografía.
El río Pasaje y sus afluentes fueron determinantes para la instalación humana desde el siglo XVI, y antes aun con poblados indígenas; las fincas que se hallaban en jurisdicción de la primera Esteco se extendían desde las Juntas por el Oeste[ En sus cercanías se organizaron luego la Villa de la Nueva Madrid y la segunda Ciudad de Esteco (Nuestra Señora de Talavera de Madrid). ], hasta las cercanías de la actual ciudad de Colonia Castelli (Chaco) por el Este, vale decir que su jurisdicción se abarcaba unos 400 kilómetros de Naciente a Poniente.
Figura 4: Vista Río Pasaje-Juramento. Foto: Perotta, S.
Localización: Geopolítica y Símbolo
Nuestra región se inscribe como un nudo estratégico dentro de uno de los llamados Corredores Bioceánicos, el “Corredor de Capricornio”, un espacio geo-político de integración cultural y económica que inserto en el escenario del MERCOSUR (Mercado Común del Sur) fue impulsado, hace más de dos décadas en nuestro país por las provincias del NOA y NEA (Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones) que conforman la Región Norte Grande, para interconectarla con el sur de Brasil, Paraguay, Bolivia y el norte de Chile [3 Es un corredor concebido para servir principalmente la conexión entre la II Región de Chile y el noroeste argentino a través del paso de Jama, incluyendo los territorios de Paraguay Uruguay y sur del Brasil. En la Parte Tres se presentan las fortalezas y debilidades de esta pertenencia, que inducen a pensar políticas de equilibrio que tiendan a los desarrollos locales explotando los recursos, las capacidades, las infraestructuras que existen en nuestros “Hinterland” generando una política de desarrollo intrínseco con justicia social, real integración territorial y sustentabilidad en el tiempo.].
Figura 5: Corredor del Capricornio. Fuente: Página oficial IIRSA
Ese corredor se materializa sobre el territorio con la Ruta Nacional N°16, que nace en la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco, y culmina en la unión con las Rutas Nacionales N° 9 y N° 34 que confluyen entre Rosario de la Frontera y General Güemes. A través de esta vinculación regional, la provincia de Salta tiene una importancia geoestratégica sustancial en la Región sudamericana. Por otra parte, la región es atravesada por la red viaria del FFCC Belgrano (antiguo Ferrocarril Central Norte, que une Metán con Barranqueras al este, y hacia el norte con el nudo ferroviario de General Güemes). Servicio que diera gran impulso y desarrollo en décadas pasadas, y que hoy, si es rehabilitado con la re estatización del Belgrano Cargas, presenta una gran fortaleza, como transporte económico que permite grandes volúmenes, integrando su red al sistema nacional y de los países vecinos (no sólo hacia los puertos de Rosario y Buenos Aires), como parte de esta nueva inserción regional.
La Cuenca del Juramento:
En el gráfico elaborado por la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, podemos apreciar que la cuenca del Juramento- Salado (para nuestro sector: Sub Cuenca Juramento Medio, de acuerdo a los análisis del INTA -Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), está designada como Cuenca N° 2, en el esquema de las 14 cuencas nacionales, lo que nos señala su importancia estratégica en la planificación del territorio.
Figura 6: Caracterización de las cuencas hídricas de las provincias de Salta y Jujuy (Paoli et al., 2011)
Figura 7: Caracterización de las cuencas hídricas de las provincias de Salta y Jujuy (Paoli et al., 2011)
Lo Simbólico, Esteco y el Milagro:
“Se entiende, generalmente por signo aquella cosa que por su naturaleza o por convención, evoca en el entendimiento del sujeto la idea de otra, en un sentido determinado. Cuando la cosa evoca en el entendimiento la idea de otra, pero ya no en un sentido determinado sino de manera plural o polisémica, se entiende que se está en presencia de un símbolo.(..) Se entiende por valor un bien, material o inmaterial, tangible o intangible con el cual el sujeto establece un vínculo significativo de reciprocidad (..) En lo individual puede decirse que “valor” es un signo de compromiso personal (..) En lo social puede decirse que “valor” es un símbolo de compromiso comunitario”. César Actis Brú (2004)
En el área de influencia del río Pasaje o Juramento se reconoce un amplio abanico de recursos patrimoniales, entendiendo que sus valores históricos son los primordiales para pensar en una integración territorial, por encima de cualidades monumentales, estéticas o artísticas.
Las “ruinas de la frontera de Salta” mantienen su valor como símbolo, que reside en la memoria colectiva de los pueblos de la región a través de las generaciones, en el relato oral, en la fuerza del mito y la leyenda, o en la certeza del relato histórico. Y estos datos históricos rescatan que aquel 13 de Setiembre de 1692, Esteco sucumbió ante el movimiento sísmico más importante en la historia de la región, temblores que se repitieron hasta el día 15. La Ciudad de Salta reconoce desde entonces, “la fuerza de un milagro que la puso a salvo de su propia destrucción”.
En su “Historia de la Destrucción de Esteco”, el Sacerdote Cayetano Bruno, nos cuenta “El terremoto (…) redujo a polvo ésta ciudad y trajo a la de Salta la celebración del Milagro, con la procesión del Santo Cristo Crucificado y de la Inmaculada Virgen. La ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de Esteco, ha pasado a nuestra historia con destello de leyenda”.
Ahora bien, los mitos y las leyendas nunca pierden su vinculación con la realidad, aun cuando parezcan muy fantásticas, permanece un anclaje en el espacio, el tiempo, personajes o recuerdos de hechos antiguos. Y si combinamos nociones tales como lugares de memoria, corografía y mitos o leyendas, arribamos al llamado “Genius Loci” esbozado por Norberg-Schulz, concepto que se puede definir como alma o espíritu del lugar; y desde allí recreamos el imaginario colectivo de una comarca o región, “la marca”, lo distintivo, en conjunción de naturaleza e historia, espacio habitado con toda su carga material e inmaterial (Martos Núñez et al., 2011: 379).
Entonces, aquel Valor dado a las ruinas como “símbolo de compromiso comunitario”, nos induce a pensar en la necesidad de la recuperación del patrimonio arqueológico, sumado al fuerte patrimonio natural-paisajístico de la región y al patrimonio inmaterial reconocido en nuestro pueblo, como necesarios ejes de gestión a trabajar para una revalorización integral del territorio.
II. La cuenca del Viejo Rio Pasaje
Patrimonio arqueológico de ayer a hoy
Procesos históricos de ocupación del territorio
En este capítulo se abordan estudios exhaustivos de características históricas y sociales, que remiten a la ocupación del territorio primero por los grupos originarios, y luego, a través de la conquista por la sociedad española hasta generar una población criolla con el paso del tiempo. No ahondaremos en ello ahora, y a los fines de este articulo mencionaremos los títulos desarrollados en el libro original, para luego realizar una somera descripción de las fundaciones españolas, que hoy contribuyen a conformar el Patrimonio Arqueológico regional, cuyo rescate a través de procesos de gestión, es objeto de nuestros estudios:
- El Indigenato
- La Sociedad colonial
- Los Jesuitas, la idea de la conquista espiritual
- Los esquemas productivos
- El Paisaje según relatos de la época colonial
De todas estas lecturas podemos rescatar como las capas de la historia del territorio pueden compararse metafóricamente con una estratigrafía integrada por varias capas sedimentarias: el suelo, las personas, su estrategia cultural, los hechos productivos; luego cubierta por otras capas superpuestas en el tiempo en un proceso siempre dinámico.
- Las Fundaciones Españolas: ciudades, fuertes y reducciones
Figura 8: Fundaciones sobre el Río Pasaje. Fuente: Tomasini y Alonso (2001)
Ciudades
Ciudad Nuestra Señora de Talavera (Esteco El Viejo, 1566-1609)[4 Georeferencia: 25°34’ Latitud Sur – 63°51’ Longitud Oeste; Altura snm: 304 m.]4
En 2005 los investigadores comenzaron a levantar un plano urbano, el que fue ampliado y perfeccionado en la campaña del año siguiente con los restos murarios excavados. En ese plano se entrevé una posible traza en cuadrícula que, presumimos, respondería al llamado modelo urbano clásico indiano, surcado por los accidentes naturales propios del terreno, acequias y la traza de caminos. Los científicos aducen que dicho plano permitió determinar de modo especulativo algunos sectores cuya excavación tendrá prioridad en el futuro, como posibles lugares públicos, espacios de circulación, solares, viviendas; aunque no fue posible identificar los edificios principales, como el cabildo, las tres iglesias que tuvo la ciudad y el hospital (Tomasini y Alonso, 2012: 172).
Figura 9: Plano urbano Esteco I. Fuente: Tomasini, Simioli y Porterie.
Recordemos que para la fecha de esta fundación aún no estaba vigente la Ordenanza de Felipe II, sancionada el 13 de Julio de 1573, que con sus instrucciones prefiguró con gran detalle los esquemas o modelos urbanos de las nuevas fundaciones coloniales. Esa ordenanza, entre otras, tomó como antecedentes a los planos regulares de ciudades del medioevo tardío, más las lecturas de los conceptos ideales de Vitrubio y de los renacentistas italianos, y a la ciudad de Santa Fe, fundada en 1492 por los Reyes en Andalucía, para numerosos estudiosos considerada prototipo de los trazados de las ciudades coloniales en Iberoamérica.
Villa de la Nueva Madrid o Madrid de las Juntas (1592 – 1609)[5 Georeferencia: 25°21’ Latitud Sur – 64°43’ Longitud Oeste; Altura snm: 570 m. Estos datos se corresponden con los de la Reducción de San Esteban de Miraflores, pues la ubicación era similar. Aun no se han podido encontrar los restos de la Villa.]5
Nueva Madrid, inicialmente destinada a reemplazar a Talavera, Esteco, fue fundada en 1592 en la ribera norte del río Pasaje, donde éste recibe las aguas del arroyo Las Piedras, muy próxima a las actuales localidades de El Galpón y Río Piedras. También el nombre “las juntas” hace alusión a la convergencia de los caminos que conducían al Perú, con el tramo del antiguo camino de La Plata que se extendía paralelo al Pasaje en dirección este-oeste. El descubrimiento de un nuevo camino más hacia el oeste movió al gobernador Ramírez de Velazco a proyectar la fundación de un nuevo poblado en una zona de tránsito obligado entre San Miguel de Tucumán y el Perú. Encomendó esta tarea a Jerónimo Rodríguez Macedo, quién el 2 de Febrero de 1592 colocó el rollo de la justicia en la nueva villa, la que distaba 30 leguas de San Miguel, y 22 leguas de la Esteco anteña (Cadena de Hessling, 1982).
Ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid (Esteco II, El Nuevo, 1609-1692)[6 Georeferencia: 25°20’ Latitud Sur – 64°50’ Longitud Oeste; Altura snm: 640 m.]6
A fines de 1609, el gobernador Alonso de Ribera, por orden de la Audiencia de Charcas, y cumpliendo con una real cédula librada en 1604, mudó los dos pueblos anteriores a la nueva ciudad situada al pie de las sierras Subandinas en el sector de las sierras de Metán, al sur de las juntas de los ríos Pasaje y Las Piedras, a una tres leguas del anterior asiento de la Villa de Madrid. En la época se fundamentó el traslado y la fusión de ambas en la consideración que el sitio elegido poseía buenas tierras de cultivo y cría de ganado, y abundancia de agua. El valor de su posición se debía a dos motivos: desde un punto de vista estratégico debía servir de contención a las invasiones de los indios del chaco, y además se hallaba en el lugar de convergencia de tres caminos, el viejo proveniente de Esteco I, el de las Carretas, y el camino real o de San miguel al norte, luego llamado de postas.
A diferencia de las dos poblaciones descriptas, un plano original de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid que dataría de 1610 según Torre Revello (1943:16), se conserva en el Archivo General de Indias de Sevilla; por tanto es probable que la ciudad se haya construido sobre la base de dicho documento.
Según este plano, la ciudad contaba con 7 cuadras por lado, lo que hacía un total de 49 manzanas divididas cada una en cuatro partes o solares. En él se detallan los solares repartidos entre los vecinos. Se señalan además los sectores, de media manzana, frente a la plaza adjudicados al Cabildo y a la Iglesia Mayor, y solares de una manzana para el Hospital y las órdenes de San Francisco, Compañía de Jesús y Mercedarios.
Figura 10: Plano fundación Esteco II. Fuente Torre Revello, 1943.
Hemos mencionado antes el período de florecimiento de la ciudad y luego su lenta decadencia que desembocó en su final trágico la mañana del 13 de setiembre de 1692, lo que da origen al mito y a la leyenda que ha perdurado desde entonces en los pobladores regionales. Los trabajos realizados hasta el presente, en el marco del señalado proyecto que lleva adelante el Lic. Tomasini y su equipo, han avanzado considerablemente con el hallazgo en 2013 de los restos arqueológicos del Fuerte de San Carlos, corazón geográfico de lo que fue la ciudad de entonces. Esa circunstancia permitirá identificar los edificios religiosos y civiles con que contó Esteco, así como las parcelas otorgadas a los primeros pobladores, dado que figuran en el plano fundacional. En las últimas campañas los investigadores se abocaron al trabajo con los restos arqueológicos de la iglesia matriz, identificando casi la totalidad de los muros que la componían. También da cuenta de las piezas que han sido recuperadas mediante excavaciones estratigráficas que permiten reconocer un registro hispano-indígena, donde se amalgaman ambas tradiciones que han confluido en el espacio colonial. Ejemplo de ello son las piezas arqueológicas de formas netamente españolas como platos, botijas, escudillas, jarras y tazas, confeccionadas con técnicas aborígenes, arcillas y materiales antiplásticos locales.
Figura 11: Fuerte de San Carlos. Montículos de esquinas SO y NO. Al fondo la Sierra de Lumbreras. Se observa el arranque de una escalera de piedras en la esquina NO del fuerte. Fotos: Bernasconi, J.C.
Figura 12: Fuerte de San Carlos. Montículos de esquinas SO y NO. Al fondo la Sierra de Lumbreras. Se observa el arranque de una escalera de piedras en la esquina NO del fuerte. Fotos: Bernasconi, J.C.
Figura 13: Fuerte de San Carlos. Montículos de esquinas SO y NO. Al fondo la Sierra de Lumbreras. Se observa el arranque de una escalera de piedras en la esquina NO del fuerte. Fotos: Bernasconi, J.C.
Figura 14: Iglesia Matriz. Las excavaciones realizadas en las últimas campañas arqueológicas han determinado la dimensión de la iglesia a través del perímetro conformado por sus muros. Abajo, fotos de tejas labradas y objetos encontrados en el sitio. Fotos: Bernasconi, J.C.
Figura 15: Iglesia Matriz. Las excavaciones realizadas en las últimas campañas arqueológicas han determinado la dimensión de la iglesia a través del perímetro conformado por sus muros. Abajo, fotos de tejas labradas y objetos encontrados en el sitio. Fotos: Bernasconi, J.C.
Figura 16: Iglesia Matriz. Las excavaciones realizadas en las últimas campañas arqueológicas han determinado la dimensión de la iglesia a través del perímetro conformado por sus muros. Abajo, fotos de tejas labradas y objetos encontrados en el sitio. Fotos: Bernasconi, J.C.
Figura 17: Iglesia Matriz. Las excavaciones realizadas en las últimas campañas arqueológicas han determinado la dimensión de la iglesia a través del perímetro conformado por sus muros. Abajo, fotos de tejas labradas y objetos encontrados en el sitio. Fotos: Bernasconi, J.C.
Figura 18: Iglesia Matriz. Las excavaciones realizadas en las últimas campañas arqueológicas han determinado la dimensión de la iglesia a través del perímetro conformado por sus muros. Abajo, fotos de tejas labradas y objetos encontrados en el sitio. Fotos: Bernasconi, J.C.
Fuertes
San Esteban de Valbuena (1710-1750)[7 Georeferencia: 25°13’35 Latitud Sur – 64°21’19 Longitud Oeste; Altura snm: 427 m.]7
Próximo a la ribera norte del río Pasaje o Juramento, sobre la Ruta Nacional 16, entre El Tunal y Ceibalito, existe un paraje que hoy no es más que un caserío con el nombre de Valbuena. En sus inmediaciones, y en actual área de cultivos de una finca privada, se encuentran los restos del antiguo fuerte de San Esteban de Valbuena, construido durante la campaña militar de Urízar que dio comienzo en 1710.
San Luis de los Pitos (1750-¿?)[8 Georeferencia: 25°15´ Latitud Sur – 64°02’ Longitud Oeste; Altura snm: 354 m. ]8
Forma parte de los fuertes de la línea defensiva construida en la mitad del siglo XVIII durante la campaña de 1750, junto a los de San Fernando del Río del Valle, Ledesma y Río Negro, que trataban de proteger las ciudades y los caminos hacia el Perú; pero, por cierto, estaban lejos de ser una protección efectiva, aislados, distantes, sin soldados suficientes, posibilitaron la incursión de los nativos que inclusive asaltaron y destruyeron algunos de ellos.
San Fernando del Río del Valle[9 Georeferencia: 24º45’ Latitud Sur – 64º18’ Longitud Oeste; Altura snm: 515 m. ]9
De los cuatro fuertes que fueron construidos durante la campaña de 1750, el de San Fernando el Río del Valle fue el más importante. Sobrevivió, al igual que los otros hasta los primeros años del siglo XIX. Sus ruinas se localizan a 8 km al sudoeste de la localidad de Las Lajitas y 3 km al norte de la ruta provincial 5, en la ribera derecha (sur) del rio del Valle.
Figura 19: Esquema ruinas del Fuerte de San Fernando. Fuente: Tomasini (2012)
Reducciones
San Juan Bautista de Valbuena – La Manga (1710-1728; 1751- ¿?)[10 Georeferencia: 25°08’ Latitud Sur – 64°25’ Longitud Oeste; Altura snm: 501 m.]10
Luego de aquella captura de los malbaláes y llevados al fuerte de Valbuena, prontamente se adjuntó la reducción. El P. Andreu, se refiere a la reducción diciendo que el P. Machoni “hizo capilla y casa bastante decente, y la ranchería para los indios, todo bajo cerco de pared”. Como en realidad estaban presos, el muro cumplía la función de que no escaparan, aunque también, una vez pacificados, sirvieran como soldados. Lo afirmó el mismo Urízar cuando justificó que son exceptuados del pago del tributo y la mita “por ser presidiarios y estar obligados a defender su frontera y salir a campaña con .los españoles en ocasiones que se ofrecieren contra los bárbaros”. A estas cuatro parcialidades mencionadas se las juntó porque hablaban el mismo idioma. Se solicitó a los jesuitas hacerse cargo de la reducción, quienes la aceptaron con la condición de administrarla como las del paraguay, según Machoni, lo que está visto, no pudo ser cumplido (Page, 2012:6).
Figura 20: Iglesia de la Reducción de Valbuena. Foto: Chavarri, O
San Esteban de Miraflores (1710-1728; 1752- ¿?)[11 Georeferencia: 25°21’ Latitud Sur – 64°43’ Longitud Oeste; Altura snm: 570 m.]11
Esta reducción, la más importante de las construidas en la región, fue organizada por primera vez en 1710 con la dirección del P. Machoni en las tierras de Miraflores y, poco después, destruida por una invasión aborigen. En el año 1752 fue reconstruida a la vera del camino que comunicaba el Pasaje con los ríos del Valle y Bermejo, lo que la situaba en una posición estratégica de especial importancia en el marco regional. La construcción debe haber sido importante, según el P. Andreu “allí se fabricó el pueblo aunque en terreno desigual, con un buen patio y muchos aposentos para los padres; su segundo patio para las oficinas; iglesia y torre famosa de ladrillo, y las casas de los indios de adobe y teja, y todo bajo muralla con sus 4 puertas grandes para pasar carretas, que de noche se cerraban con llave”.
Juan Alfonso Carrizo nos cuenta las vicisitudes que atravesó Miraflores: “Cuando los Jesuitas fueron expulsados, ésta importante casa pasó al poder de los franciscanos, quienes (…) descuidaron un tanto a esta misión. En 1816 pasó a ser propiedad del Dr. Juan Ignacio Gorriti; años más tarde Güemes hizo de ésta fábrica cuartel para sus tropas. En 1821 (…) la casa con su templo estaba aún en pié, según (…) Juana Manuela Gorriti”. Por su parte, pobladores de El Galpón, la localidad más próxima al sitio, afirman que la torre de la iglesia mantuvo su integridad hasta el sismo de 1948, cuando se derrumbaron dos de sus cuatro paredes, las dos restantes se mantienen en pié hasta una altura de 8 metros. A su lado afloran cimientos y el terreno circundante está cubierto de ladrillos. Sobre la falda de la loma se conservan sepulturas de un viejo camposanto que habría sido utilizado hasta bien entrado el siglo XX.
Figura 21: Restos arqueológicos iglesia de Miraflores. Fotos: Perotta, S.
Figura 22: Restos arqueológicos iglesia de Miraflores. Fotos: Perotta, S.
Nuestra Señora del Buen Consejo u Ortega (1763- ¿?)[12 Georeferencia: 25 °19’ Latitud Sur – 64°34’ Longitud Oeste; Altura snm: 499 m.]12
Luego de las acciones reduccionales de Martínez de Tineo, los jesuitas tomaron la iniciativa con constantes entradas que hicieron al chaco los padres Gorostiza y Jolís. Fundaron reducciones de Vilelas que se sumaban a las de San José de Petacas, instalada en 1761, Nuestra Señora del Pilar se ubicó en Macapillo, a 7 kilómetros del fuerte de Pitos, y en el mismo año de 1763 fundaron el pueblo de San Joaquín o Nuestra Señora del Buen Consejo en el sitio de Ortega. Ambas contaban con una iglesia, algunos cuartos como aposentos y algunos galpones, todo cercado con un cuadrado de palo a pique o empalizada. Eran de paredes de barro mezclado con paja y techo de paja, mientras las casas de los indios toda de paja.
Ortega se ubicaba en inmediaciones del lugar en que el río Medina vierte sus aguas en el Juramento, una especie de rincón en la confluencia de ambos ríos, lo que resguardaba el lugar. Actualmente la finca está dedicada a la explotación agrícola y ganadera, con alta especialización en este rubro, conservando el nombre de La Población de Ortega, y de la antigua reducción se observan algunos terraplenes, o bordos, que son restos de muros de adobe.
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Los Caminos de la colonia
- Camino de Las Juntas, de La Plata o del Perú,
- Camino del Palomar y Tenené o de las Carretas y
- Camino Real o de Postas
En tiempos de la colonia existieron tres caminos que surcaron la región de sur a norte; estos partían de Santiago del Estero: el más antiguo pasaba por Nuestra Señora de Talavera, el segundo por San Miguel de Tucumán en su nuevo asiento –por un terreno algo accidentado- y el tercero se extendía al este de los cordones más meridionales de las Sierras Subandinas. Todos ellos se unían en el lugar llamado “las Juntas”, donde el río Pasaje recibe las aguas del arroyo de Las Piedras y en cuyas cercanías fueron edificadas la Villa de la Nueva Madrid y Nuestra Señora de Talavera de Madrid. Esos caminos eran aptos para el tránsito de carretas precisamente hasta el punto de su convergencia. Fue durante la segunda mitad del siglo XVI cuando los caminos secundarios del Este se convirtieron en los principales, tanto para jinetes como para las carretas.
A mediados del XVII, cuando los valles calchaquíes quedaron en condiciones de ser ocupados y colonizados después de su conquista definitiva, los caminos serranos recobraron parte de su importancia. Abreviaban la distancia existente entre Santiago y Tucumán por el Sur y Salta y Jujuy por el Norte; además, al iniciarse el siglo antedicho comenzaron a crecer en intensidad las invasiones de los indios del Chaco, quienes asaltaban tanto a los poblados como a los viajeros. Por ello, jinetes y conductores de mercaderías que podían ser transportadas a lomo de mula prefirieron transitar las sendas aptas para carretas.
El uso de carretas y carretones se generalizó en el Tucumán y en los llanos que se extienden al sur después de la organización de las primeras ciudades, cuando comenzó a dar fruto la actividad agropecuaria de las estancias y de los pueblos de indios que se hallaban en jurisdicción de aquellas. Hasta la tercera década del siglo XVII aproximadamente su recorrido concluía en Talavera de Madrid. Desde allí hacia el Norte se continuaba viaje a lomo de caballo o de mula. Más tarde las carretas llegaron hasta Salta, y todavía durante gran parte del siglo XIX el camino que conducía desde esa ciudad al Alto Perú fue de herradura (Tomasini et al, 2012).
III. Valoración, protección y gestión del patrimonio arqueológico
“Ante el proceso creciente de globalización de las últimas décadas, observamos una especie de naturaleza reactiva en los gobiernos que trastocan los objetivos de las políticas a largo plazo, por las respuestas a lo inmediato que deben darse. Por lo que se abren grandes brechas entre “lo que se podría hacer” y “lo que se hace”, lo que obliga a revisar algunos procedimientos en pos de “organizar la acción” detectando debilidades y fortalezas en el entorno, “planificando las políticas”, diseñando herramientas adecuadas para su implementación, esto es abordar los conceptos de la “planificación estratégica” sobre el territorio” (Vitalone, 2008:49-50)
- Territorio-Paisaje-Patrimonio. Confrontación entre el ayer y el hoy
Luego de las consideraciones que hicimos en relación al paisaje y al territorio y de analizar algunos de los hechos históricos sucedidos sobre la geografía regional con sus propias características, y las reconfiguraciones gestadas a través de los procesos productivos, sociales y culturales acontecidos, queremos confrontar apoyándonos en la cartografía, las fotografías y nuevas aplicaciones tecnológicas, aquel primer paisaje del asombro y del conflicto cuando llega el colonizador, con esta potente expresión resultante hoy de paisaje-territorio-patrimonio.
Lo dicho sobre las capas de la historia del territorio, resulta de interés bajo la óptica conceptual de la topología, desde donde se puede relacionar aquel plano o gran mapa del territorio como la representación corográfica de un gran espacio topológico patrimonial: una serie de nodos unidos, intercomunicados por una red en la que se perciben los objetos, sucesivamente, a través de un camino o recorrido elástico, dinámico, en continuidad; donde se fueron transformando las geometrías, las formas, sin que sean modificadas las propiedades de su naturaleza original. Es un mapa del hoy, pero la resultante nunca es estática, porque el constructo social y natural es permanente, dinámico, configurando el sistema territorial.
Y como tal debe leerse con múltiples miradas que nos permitan efectuar atentas lecturas para la interpretación de la complejidad del territorio. Esas miradas, comprendidas como un sistema de información general de variadas ópticas de análisis, posibilitan la necesaria integración conceptual de las variables:
- Paisajística – Ambiental
- Social – Histórica (apropiación del territorio por los grupos humanos)
- Productiva – Red Hidrográfica
- Sitios Patrimoniales Arqueológico
Consideramos a continuación uno de aquellos sitios arqueológicos, Nuestra Señora de Talavera de Madrid o Esteco II, y proyectamos el plano fundacional de la ciudad sobre el actual territorio, donde observamos las “marcas” de los recursos naturales, como el río Juramento, las Sierras de Lumbreras, los sectores boscosos, y las cicatrices que fue dejando el hombre, representadas por los caminos y el sistema de sembradíos en una interesante sucesión de imágenes:
Fig. 20 a,b: Plano original de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid (1610), publicado por Torre Revello en 1943, y croquis con la descripción de los componentes de la ciudad y la zona adyacente reproducido por Carrizo en 1933. Podemos apreciar las similitudes de éste croquis, en la ubicación del sitio histórico y los componentes territoriales naturales, con la figura 31.
En la figura anterior vemos como el sitio arqueológico, que comprende, solo en su área urbana unas 50 hectáreas, a pesar de los esfuerzos por conservarlo sin alteración desde la normativa (la restricción al uso del terreno que el ocupa figura en la escritura de la propiedad) ha sido alterado por la acción del hombre; en primer lugar la traza de la ruta Provincial Nº 4 (NO – SE) afectó al menos 7 manzanas de la ciudad sepultada; luego los desmontes y posteriores plantaciones afectaron otras 10 manzanas, y en ellas sectores de edificios importantes como la iglesia y casa de la Compañía de Jesús (en la figura marcada con color anaranjado). El sector marcado como los bordes de un cuadrado en color rojo, corresponden a la ubicación del Fuerte de San Carlos, ámbito de estudio en las campañas arqueológicas actuales.
Como vemos en esas gráficas, son claras las “marcas” devenidas del Carácter que posee el propio territorio con sus cualidades y su configuración formal actual a través de las huellas impresas por la sociedad sobre la naturaleza y sobre paisajes anteriores, como un “palimpsesto”, o como el concepto reivindicado por Rafael Mata (2010)[13 Se habla de “palimpsesto paisajístico” como metáfora para explicar los procesos impresos por la sociedad sobre la naturaleza; aunque algunos autores (Fernand Braudel, Philipe Leveau) reivindican el concepto de “piel arrugada” pero viva que evoluciona según las dinámicas sociales, opuesto al de “piel muerta” estabilizada para durar, del pergamino o palimpsesto (Rafael Mata, 2010).]13 de “piel arrugada” pero viva, en constante evolución de acuerdo a las dinámicas sociales y naturales conformando un espacio singular resultante de una fuerte expresión natural y de una larga línea de procesos históricos, productivos y sociales plasmados sobre nuestro actual territorio.
- Politicas detectadas macro y micro regionales
Un rasgo característico de esta región, y de otras, es aquel que se manifiesta por las debilidades endógenas, producto de un registro histórico de disparidades marcadas en cuanto a la apropiación de los recursos disponibles sobre el territorio, llegando hasta nuestros tiempos con las formas de un espacio explotado en superficies desmesuradas por grupos económicos concentrados con desarrollo de actividades productivas (primarias) de altas tecnologías y expulsión de mano de obra, junto a una gran masa de población pobre que no se ha capacitado en tareas u oficios específicos, y que por ende carece de la posibilidad de insertarse en algunas de las actividades productivas propias de la modernidad.
Hemos estudiado las diferentes políticas que han tenido incidencia sobre nuestro territorio con el objetivo de revertir o al menos, atenuar aquella realidad, observando que algunas de estas redes estratégicas a gran escala, no han producido sobre zonas deprimidas los efectos deseados del desarrollo, sino que por el contrario, han profundizado algunas asimetrías con transferencia de rentas a grandes empresas exportadoras, ya que no se ha intentado crear modelos de desarrollo local y regional asentados en su propia realidad geográfica, cultural y socioeconómica que tengan la capacidad de modificar las disparidades que se perciben en los modelos existentes y se complementen con los planes micro. Estos corredores, en general tienden a unir los grandes centros exportadores, los polos industriales desarrollados, profundizando la recurrente macrocefalia latinoamericana, con regiones históricamente marginadas.
En cuanto a las estrategias microterritoriales estudiadas, se detectada la ausencia de trabajos destinados a promover la valoración de los recursos patrimoniales existentes en nuestra cuenca-territorio, y de efectuar su análisis y diagnóstico con el objeto de generar propuestas de integración para el desarrollo territorial. A los fines de esta publicación no vamos a desarrollar conceptualmente todo el sistema de planificación y de normativas que han sido pensados para la región, solo mencionamos aquí las principales líneas estudiadas, dentro de las distintas escalas territoriales -sin describir las políticas puntuales, por lo que referimos al lector al texto original-:
Nuevos escenarios de Integración Sudamericanos
- -Espacios Intranacionales de articulación de políticas territoriales, productivas, culturales y sociales :
- - Mencionamos también algunas políticas que a “escala nacional” coadyuvan, directa o indirectamente, al desarrollo general de la Cuenca del río Pasaje
- -Y también los intentos de planificación a nivel microrregional (comarcal – municipal)
- Ahora bien, esas estrategias, planes, programas o proyectos, confrontados en su aplicación sobre el territorio, exhiben rasgos positivos, pero éstos son a menudo meramente potenciales, ya que resultan perceptibles algunos déficits importantes desde lo conceptual que inciden negativamente sobre el plano operativo.
Y en función del análisis realizado, nos encontramos con un grupo de fortalezas, potenciales en esta instancia, pero que generan una mirada optimista si se plantean los programas de acción ajustando algunas políticas. Desde estos paquetes de fortalezas y debilidades (en los que no vamos a ahondar aquí y remitimos al lector al texto original) deben sentarse las bases de todo Plan de Gestión que se elabore para el desarrollo regional y de los bienes patrimoniales inscriptos en el territorio estudiado.
De las observaciones realizadas, surge con claridad la presencia en la provincia de Salta de un territorio que presenta ciertos aspectos “olvidados” o no valorados convenientemente por la gestión del desarrollo en sus múltiples dimensiones, una especie de mapa antiguo que incluye diversos y valiosos recursos patrimoniales, y como veremos en los siguientes apartados, es evidente la necesidad de revalorizar el patrimonio arqueológico del ámbito geográfico en cuestión como consecuencia del valor que poseen, en diferentes escalas espaciales, macro y micro regionales.
También avanzamos ya desde lo especifico, en lo que hace a la Planificación y gestión del Patrimonio Cultural – Arqueológico, analizando la legislación existente sobre Protección del Patrimonio Cultural, en general y Arqueológico en especial, la que abarca tres esferas de planificación y gestión: nacional, provincial y municipal.
- Valoración del patrimonio arqueológico
Los actores regionales y su patrimonio
“Hoy más que nunca cada región debe diseñar su propio modelo de desarrollo adaptado a las características del entorno socio productivo, del entorno sociopolítico y del entorno cultural especifico. De esta manera podremos esperar una mayor posibilidad de promover un cambio estructural de la sociedad dinamizando el potencial de sus recursos endógenos, mediante metodología de planificación adaptada a la realidad territorial de que se trate.
En relación a la microrregión podemos mencionar como positivo que a raíz de los procesos de estudios y propuestas que se vienen realizando en los municipios desde hace algunos años, si bien son pocos los avances concretos registrados, nos encontramos hoy con poblaciones sensibilizadas y receptivas acerca de los beneficios que pueden generar la puesta en marcha de algunos planes de desarrollo local en función de economía social, emprendimientos turísticos, e infraestructura, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las sociedades involucradas.
Aunque cuando se trata de la aplicación de políticas en búsqueda del desarrollo regional que inciden fuertemente sobre el ambiente, se han observado falencias en cuanto a la participación ciudadana, y esta falta de poder decisorio de la sociedad ha derivado en algunas acciones que revisten gran importancia desde la organización, ya desde los niveles científicos, como de las propias comunidades afectadas, para establecer parámetros de optimización de evaluación y gestión, o cuando se evidencia el fracaso de la aplicación sobre el territorio de la legislación apropiada[14 Aquí podemos mencionar los casos concretos del Observatorio de Cambio Climático de la provincia de Salta, nacido en el ámbito de la comunidad científica de la Universidad Católica de Salta, trabajando interdisciplinariamente con numerosas instituciones; de los Vecinos Autoconvocados por un Medio Ambiente Sano (VAPUMAS) de Metán, quienes se organizan en 2006 con el objeto de rechazar la explotación inminente, ya autorizadas las etapas de prospección y exploración por las autoridades provinciales, de los yacimientos de cobre y plata en un sector de las Sierras de Metán por parte de la minera multinacional Alexander Gold Group, para el llamado Proyecto León; o de los Vecinos Autoconvocados de la Cuenca Hídrica del Río Juramento, organizados recientemente para rechazar la instalación de la planta de Nitratos Austin, en las inmediaciones del Dique El Tunal, municipio de El Galpón (ver artículo Página12 del 21/04/14)]14.
Por lo que, luego de analizar, en términos de debilidades y fortalezas, todos aquellos planes, programas y proyectos en vigencia aplicados o disponibles para aplicar en nuestro ámbito de estudio, sumado al marco normativo de protección del patrimonio cultural y natural descriptos en los apartados anteriores, y entendiendo la importancia de la participación social en toda gestión que involucre los recursos patrimoniales de un territorio, consideramos necesario involucrar a través de su pensamiento y participación a las personas que residen en la región, ya como simples ciudadanos o cumpliendo algún rol dirigencial y a aquellos funcionarios, académicos y especialistas de la provincia, todos considerados como actores claves para el proceso de reconocimiento de los bienes patrimoniales y la posterior elaboración de los planes de gestión a fines de la conservación y revalorización de aquellos bienes.
De acuerdo a los distintos perfiles de los actores seleccionados, se deben considerar los aspectos metodológicos adecuados a fines de obtener los resultados óptimos, trabajando con la comunidad a nivel general, sumando a funcionarios y académicos, contemplando conceptualmente los distintos ejes de actuación: Territorial-ambiental, Socio-cultural, Económico-productivo y Político-institucional, que nos generen el pie de apoyo social comunitario como herramienta fundamental en los Lineamientos de Gestión que se elaboren generando los consensos necesarios acerca de la potencial viabilidad que puedan tener estos proyectos operativamente sobre el territorio. Y, para nuestro caso de puesta en valor de los recursos del patrimonio cultural arqueológico, creemos que solo podrán ser viables, si en ellos la comunidad refleja y reafirma su identidad regional y memoria histórica.
IV. Nuevos lineamientos para la gestion del patrimonio arqueológico
“La conservación del patrimonio cultural debe ser una parte integral de los procesos de planificación y gestión de una comunidad, y puede contribuir al desarrollo sostenible, cualitativo, económico y social de esta comunidad” Carta de Cracovia (2000)
4.1. Lineamientos de gestión por ejes de actuación:
De los estudios realizados surgen como resultado, una serie de “lineamientos de gestión” con la finalidad de orientar a los distintos niveles de gobierno para la puesta en valor del patrimonio arqueológico de la Cuenca del río Juramento, en el marco de la planificación de políticas territoriales locales, micro y macro regionales que induzcan desarrollo económico sumado a los beneficios cualitativos de la inclusión social, la integración cultural y la sustentabilidad económica:
Eje territorial-ambiental:
- Profundizar los presentes análisis y diagnósticos para luego tomar intervención en el listado de yacimientos arqueológicos de valor patrimonial de la región descripta, significativos en su proceso histórico, los que se reflejarán en documentos escritos, gráficos, fotográficos, planillas, y toda aquella documentación descriptiva complementaria.
- Organización del Camino Turístico Cultural o Itinerario Patrimonial que recorrería el territorio revalorizado, una vez realizadas las tareas definidas de puesta en valor.
Eje Socio-cultural:
- Profundización de los estudios académicos, científicos y educativos, y su integración con el resto de los recursos patrimoniales, culturales y naturales, detectados en el área.
- Catalogación de los yacimientos arqueológicos y las huellas de los antiguos caminos considerados de valor patrimonial, en franco proceso de abandono y deterioro, y proponer su recuperación, luego de realizar exhaustivos análisis de los mismos, priorizando las acciones a realizar.
- Campañas de divulgación y concientización en el seno de la comunidad a través de foros populares explicando los alcances y significado de los proyectos; con permanentes intercambios con el poder político local y provincial. Trabajo continuo en las escuelas y colegios. Difusión en los medios de comunicación locales y regionales. Ello genera mayor compromiso de la sociedad con su patrimonio.
- Realización de acciones para reafirmar la Identidad regional, su valor como memoria histórica de la comunidad recuperando los espacios culturales propios de la sociedad (lo cual significa pensar en una “dimensión social del patrimonio”).
Eje Económico-productivo:
- Mayor inversión de recursos económicos en estudios arqueológicos para la puesta en valor de este patrimonio. sin olvidar que es primordial su conservación para darle un uso público.
- Profundización de acciones con el fin de incentivar el turismo sustentable a mediano y largo plazo con amplia participación comunitaria, lo que mejoraría la calidad de vida con mutuo beneficio para los pobladores locales y los visitantes. Sería una oportunidad de crecimiento local.
Eje Político-institucional
- Promoción de acciones multidisciplinarias, proyectos interinstitucionales y comunitarios, coherentes desde el estado para abordar la revalorización del patrimonio arqueológico de la Cuenca del Río Juramento.
- Creación de los instrumentos normativos que generen las acciones para su tutela, tareas de conservación y salvaguarda, puesta en valor y posible reúso. Estas normativas deben ser parte del esquema de consenso entre los poderes públicos y los propietarios donde se localizan los yacimientos, mediante convenios de adhesión que fijen claramente las responsabilidades de las partes. Y se debe ampliar la declaratoria de Interés Provincial que poseen los sitios hacia una protección normativa más rigurosa.
- Definición de los criterios de consenso entre el poder público y los propietarios de las estancias y terrenos donde se localizan los bienes, para el correcto manejo de las intervenciones, y generar amplias campañas de difusión que involucren a la sociedad toda; en un proceso que debe ser democrático y participativo, donde la comunidad debe ser protagonista activa, trabajando junto a los especialistas y al poder administrativo local.
- Continuación de las campañas de exploración iniciadas, sumando instituciones y organismos, como universidades, con cuerpos docentes y alumnado de las carreras de antropología, arqueología, arquitectura, turismo, historia; y especialistas de distintos ámbitos interesados en trabajar la temática, en una interacción de capacidades científico-tecnológicas disponibles, en trabajos multidisciplinarios que aborden integralmente su puesta en valor. Aquí pueden ser válidos los aportes de especialistas en el ámbito nacional e iberoamericano, con desarrollo de temáticas similares.
Cabe señalar además, por todo lo visto hasta aquí, que un plan gestión de algún bien patrimonial específico, o sobre un conjunto de ellos, deberá necesariamente tomar en cuenta los procesos de planificación, estrategias, planes y/o programas, que interactúan sobre esos bienes tanto a nivel macro como micro regional a fin de complementarlos con nuevos estudios, trabajos y acciones. Esto debe ser analizado desde una visión que recupere niveles graduales para un planeamiento estratégico territorial, abordado desde distintas escalas: regional (a nivel de la integración de los países de la región), nacional, provincial y comarcal – municipal.
4.2. Una aproximacion al modelo de plan de gestion
“Nos encontramos hoy frente a un nuevo paradigma del patrimonio cultural el cual hay que institucionalizar e interiorizar. Debe hallarse un equilibrio entre el desarrollo económico y la conservación, sin que uno ponga en peligro al otro. El patrimonio debe generar un desarrollo que revierta en su tutela y a su vez, fomente su puesta en uso, lo que implicaría la necesidad no solo de formar adecuadamente a los gestores, sino también al público, a la comunidad beneficiaria del mismo”.
Iberoamérica: Unidad Cultural en la Diversidad. UNESCO – OEI
El abordaje de los distintos lineamientos por ejes de actuación; la inscripción de la problemática del patrimonio arqueológico en planes, programas y proyectos a escala macro y micro regional, como también el respeto por las recomendaciones de los organismos internacionales, nacionales, provinciales y locales, hacen necesaria la formulación de planes de gestión con visión estratégica.
En nuestro estudio partimos conceptualmente de un enfoque orientado a explotar la riqueza del área Cuenca del Río Juramento desde el punto de vista del “patrimonio arqueológico” en su escala de región. Sostenemos la necesidad de Rescatar – Revitalizar estos bienes patrimoniales (ante la decadencia, destrucción y abandono por cambios de funciones, el paso del tiempo, la acción de factores climáticos y humanos); para generar con su puesta en valor múltiples actividades que surgirán desde el turismo cultural. Pensamos que es posible incrementar la calidad de vida de la población con la incorporación de recursos genuinos que tiendan a un desarrollo sustentable del territorio y da cada uno de los sitios revalorizados. svg0
El siguiente esquema sintetiza los pasos necesarios para el diseño e implementación de un plan de gestión para los bienes patrimoniales: svg1
Las herramientas a utilizar serán los planes de gestión general y programas específicos de manejo a través de pequeños pasos, en procesos consensuados, participativos, interdisciplinarios, en acciones coordinadas entre sector público y privado para lograr un mayor compromiso con la conservación y desarrollo de éste patrimonio cultural, sostenible y coherente.
El trabajo debe ser fuertemente encarado por los Municipios de la región y la Subsecretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Turismo de la Provincia de Salta, más otros organismos públicos, privados y ONGs, tratando de involucrar a la población y de gestionar la financiación adecuada para, en primera instancia trabajar con Consultores y Técnicos especializados que elaboren los Planes de Gestión, y posteriormente implementar los Proyectos Ejecutivos.
Es fundamental señalar que nuestra “visión” general parte de la consideración de que la población originaria de la región tiene pocas posibilidades de inserción laboral en los sistemas productivos actuales, y observamos que se hace necesario generar un desarrollo sustentable del sistema patrimonial existente para intentar mejorar la calidad de vida de la comunidad local y regional. Hay que apuntar al rescate del patrimonio, tangible e intangible, que han ido construyendo los pobladores a través del tiempo, herramientas con las que, desde los inicios, se ha gestado una historia.
Esa historia, a dejado ruinas valiosas en algunos casos, construcciones interesantes en mejor estado, en otros, modos de hacer, saberes, tradiciones; elementos todos que conjugados en óptimas gestiones, rescatados, conservados, pueden abrirse a los otros pueblos del mundo en la búsqueda de una nueva actividad, el Turismo Cultural y Sustentable, que aporte divisas genuinas y ayude a consolidar esa mejor calidad de vida buscada.
De acuerdo a la riqueza observada en el área, queda abierta la necesidad de gestionar con todo el territorio: Los ejes productivos; Las redes hídricas y sus canales y acequias de riego; Las Ruinas Arqueológicas de las Fundaciones Españolas; Los Yacimientos Prehispánicos; Los Pueblos de la región con sus construcciones de valor patrimonial (en si mismas y/o como parte de conjuntos que caractericen el paisaje urbano);Los elementos del Paisaje Natural; Los aspectos Culturales Intangibles (lo culinario, las artesanías, el folclore, la herencia gaucha), que pueden ser desarrollados a través de numerosos Planes de Gestión.
Por ello, y como “misión” especifica nos abocamos a señalar algunos lineamientos para gestionar sobre los yacimientos arqueológicos de las fundaciones españolas y los caminos que los vinculaban, considerado en conjunto un Paisaje Cultural Evolutivo Fósil (en el sentido que concluyó su vida útil como sistema orgánicamente desarrollado, pero exhibe rasgos materiales visibles), desplegando los instrumentos que tiendan a revalorizarlos y conservarlos, como parte de una lectura histórica que nos lega testimonios de una época.
El desarrollo de un plan de gestión estratégico necesita del análisis y la detección de aquellas variables internas y externas que puedan enriquecer o atentar contra la concreción de proyectos exitosos para arribar a los fines deseados. Estas variables deben ser monitoreadas permanentemente, desde los inicios mismos del plan, y aun en las etapas posteriores a la puesta en valor de los bienes y circuitos patrimoniales y turísticos, con la evaluación de la sustentabilidad de la gestión implementada. El plan de gestión debe partir de “objetivos generales” como un paquete básico que deberá estar siempre presente (luego los objetivos particulares se orientaran de acuerdo al bien patrimonial que estemos tratando de gestionar):
- Promover la sustentabilidad del territorio y su patrimonio.
- Consolidar lo identitario. Importancia del patrimonio como factor central de la consolidación de la identidad y memoria histórica de una comunidad.
- Generar una política cultural inclusiva.
- Favorecer la interacción Poder Público – Privado – Sociedad.
Finalmente, se deben formular los programas de acción con desarrollo de proyectos que contemplen, dentro de los Ejes abordados, distintas tareas para resolver adecuadamente lo que hace a: infraestructuras de apoyo, equipamiento museográfico, demarcaciones indicativas, diseño de recorridos-estaciones, presencia de guías de turismo que orienten a los visitantes, recomendaciones visibles para el cuidado de los sitios históricos; estas y otras múltiples actividades se incluirán en un “Plan de Manejo” que presenta, a manera de ejemplo, el siguiente Esquema Operativo:
Conclusiones
“La defensa, protección y difusión del patrimonio Cultural iberoamericano es otra de las grandes tareas que reclama la construcción del espacio cultural iberoamericano. La gestión del patrimonio cultural debe ser asumida con la participación de la ciudadanía y abordada de una manera intersectorial; para ello habrá que establecer estrechas relaciones con otros ámbitos tan importantes como la cooperación internacional, el turismo cultural y las políticas de desarrollo local”.
Carta Cultural Iberoamericana (OEI, 2006)
Nos propusimos luego de realizar un análisis contextual aportar nuevos lineamientos de gestión a los procesos de planificación de políticas territoriales locales, micro y macro regionales que induzcan desarrollo económico sumado a los beneficios cualitativos de la inclusión social, la integración cultural y la sustentabilidad económica. Esos lineamientos, considerados como herramientas a transferir a los gobiernos locales, regionales y provincial, se orientan específicamente a la gestión de los recursos del patrimonio cultural arqueológico de la cuenca media del Río Juramento contemplando el equilibrio y sustentabilidad del desarrollo territorial, ambiental y social de la región, como aportes a las mejoras de las calidades democráticas de la sociedad y su integración cultural.
Para arribar a esos instrumentos hemos dado cumplimiento a los objetivos planteados, identificando las lógicas de ocupación del territorio, a través de los procesos históricos de poblamiento de la región, el surgimiento de los poblados españoles como centros de dominación territorial con su extensa área rural de producción gestionadas por medio de la institución impuesta de la “encomienda” sobre la población nativa; luego, como “nodos” territoriales, un sistema de fortificación diseminado a lo largo del ordenador ecológico que constituyó históricamente el río, para controlar el ataque y a la vez planificar las entradas y captura de los aborígenes irredentos en el chaco profundo, sumado al conjunto de reducciones manejadas por los jesuitas en su doble misión evangélica y productiva. Esas lógicas de ocupación del territorio estaban complementadas con el diseño de caminos, “redes” que tramaban un territorio, en principio hostil para el español, pero que comienza a definir el perfil de apropiación, configuración del espacio rural y usos productivos que luego se acentuará con los tiempos modernos.
Los yacimientos arqueológicos que legaron al territorio aquellas viejas fundaciones y estructuras o “superficies” consideradas hoy como patrimonio cultural por su comunidad, se constituyeron en objeto de estudio que los entiende como signos, como símbolos y a la vez como recursos para el desarrollo, diseminados en el espacio geográfico como un sistema patrimonial partícipe de la memoria histórica del territorio.
También se analizaron y evaluaron aquellas estrategias concebidas en forma de planes, programas y proyectos que operan tanto a nivel macro como micro regional, con sus aspectos positivos y negativos en cuanto a su real aplicación sobre el territorio de la cuenca de del Río Juramento y en particular sobre el patrimonio arqueológico. Ese proceso permitió plantear algunas recomendaciones, con el propósito de ser transferidas a los diferentes actores públicos, privados y comunitarios responsables de la puesta en valor del patrimonio cultural, en general, y del arqueológico, en particular, desde la doble mirada espacial macro y micro regional:
Contemplando los niveles macro regionales de acción, se puede concluir que en los ámbitos mayores de discusión política, académica y científica deberán asumirse diferentes compromisos: Pensar políticas de equilibrio territorial que tiendan al desarrollo con justicia social, real integración y sustentabilidad en el tiempo, teniendo en cuenta la puesta en valor de todos sus recursos, naturales y culturales, tangibles e intangibles y las capacidades locales.
Desde la especificidad del planeamiento territorial, los gobiernos locales deben reformular conceptos de carácter genérico y cierta laxitud, que aun predominan en los instrumentos técnicos elaborados desde el poder central. Una planificación centralizada de la gestión de los recursos patrimoniales puede ser un obstáculo para el desarrollo regional, si no contempla la integración y concertación con todos los sectores involucrados.
A la gestión específica de los bienes del patrimonio arqueológico de la cuenca del río Juramento deberán ser incorporados los aportes de otros estudios, planes, programas y proyectos para así confluir en procesos sinérgicos beneficiosos para su puesta en valor y explotación.
También la política de reconstrucción ferroviaria impulsada en la región, puede ser favorable para la reconversión de los sistemas ferroviarios urbanos y sus estructuras (estaciones, vías, playas de transferencias, talleres, viviendas), elementos que forman parte sustancial del patrimonio cultural de nuestros pueblos.
Por otro lado, y en el intento de incrementar la valoración del patrimonio cultural arqueológico es preciso que los gobiernos locales tomen en cuenta la dimensión política que posee la cultura en su contribución al desarrollo y el aporte que puede brindar para la realización de gestiones institucionales complejas, además de estimular la participación de la sociedad involucrada en lo que atañe a la puesta en valor, preservación y rescate de los recursos con fines educativos, turísticos, económicos y sociales. En este sentido, se recomienda por ejemplo:
Crear espacios de valoración (talleres, seminarios, foros de debate comunitarios) de la construcción del relato histórico regional; ello es parte de potenciar la relación entre educación y cultura, y la interrelación institucional.
Incentivar estudios para analizar la dimensión económica que esta valoración conlleva y su conexión con otros costados productivos, como el turismo cultural. Definir estrategias que estimulen la participación del sector privado, como promoción de financiamiento, exenciones impositivas y beneficios, desde el reconocimiento del potencial económico que posee la valoración y conservación del patrimonio cultural.
Formar recursos humanos locales para la gestión cultural y el desarrollo territorial. Profesionalización de la estructura orgánica del sector público, con especialización y permanencia en el tiempo.
Apoyar el desarrollo de investigaciones que permitan valorar actuaciones de intervención, estableciendo criterios de actuación y normativas dentro de una concepción de patrimonio más amplia.
Trabajar entre instituciones con fines comunes en la difusión y socialización de los bienes patrimoniales y su reconversión a través de la puesta en valor, teniendo en cuenta la defensa y creación de PYMES en la cuenca del río Juramento, ligada también a corredores de integración, que constituyen herramientas interesantes y necesarias para el desarrollo local – regional.
Promover en los estamentos de gobiernos locales un sistema normativo que impulse políticas públicas activas para la difusión, promoción, valoración, protección y gestión integral del patrimonio cultural.
En la traslación de los lineamientos de gestión planteados, hacia acciones concretas de valoración de los recursos del patrimonio cultural arqueológicos de la cuenca estudiada del río Juramento, deberán estar implicados tanto el poder público en sus distintos estamentos, así como los ámbitos académicos, científicos y privados, bajo la tutela permanente de la sociedad civil como parte beneficiaria de las políticas a implementar.
Por ello, los procesos de gestión deben actuar desde una mirada integradora, en forma planificada contemplando todos los aspectos del patrimonio territorial y necesariamente, deberán elaborarse proyectos de Manejo y Conservación sobre sus bienes, que se insertarán en programas regionales y provinciales articulados con políticas sustentables relacionadas con el territorio. Sus estrategias deberán contribuir a la generación del desarrollo local y regional deseados desde sus dimensiones económica, ambiental y socio-cultural.
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