Cuadernos Universitarios- Dossier Especial. Publicacion Academica de la Facultad de Educacion- UCASAL (Argentina), núm. 1, 2023
e-ISSN 2250-7132
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Palabras clave: Desafíos; Pandemia; Estrategias de enseñanza; dExperiencias; Accesibilidad.

Introducción

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció al brote del nuevo coronavirus como una pandemia. Ello obligó a repensar los posibles escenarios de enseñanza y, en este contexto, tomaron protagonismo los entornos virtuales liderados por las tecnologías de información y la comunicación (TIC). Esto demandó un proceso de adaptabilidad por parte de los docentes que, además de estar inmersos en la realidad social, debían continuar con su labor educativa.

El desarrollo de este trabajo consiste en dar cuenta de la situación de los docentes del Instituto de Educación Superior N°11 de la ciudad de San Salvador de Jujuy, frente a un nuevo escenario de enseñanza existente a nivel global. Para ello, tomamos la perspectiva de las estudiantes, a la vez, damos cuenta de las medidas que se tuvieron que tomar y cómo el rol docente mostró su adaptabilidad a nuevos entornos. Teniendo en consideración a las instituciones públicas, alumnos y docentes, elaboramos los siguientes interrogantes: ¿cuán preparados estaban los estudiantes y docentes para sumergirse en la educación a distancia?, ¿las instituciones educativas estaban preparadas para acompañar este cambio?, ¿cómo fue esta experiencia de dictado de clases 100% virtual y obligatoria?, ¿las estrategias de enseñanza utilizadas en entornos virtuales siguen siendo, actualmente, puestas en práctica en la presencialidad? Estas son algunas de las preguntas que en el presente trabajo guiarán el desarrollo.

Pandemia y educación

La educación es un fenómeno en el que todos nos vemos inmersos desde que nacemos y las pandemias son fenómenos biológicos, sociales, culturales, económicos, medioambientales y políticos de alcance global. Fueron y seguirán siendo parte del recorrido de la humanidad y expresan cuán inestables y cambiantes son las relaciones entre el medio ambiente y el hombre que lo habita.

Sin lugar a dudas, uno de los grandes cuestionamientos que generó este suceso a nivel global fue cómo se iba a seguir educando. De acuerdo con Sara Paín (1983), la educación se centra en la transmisión de la cultura, teniendo cuatros funciones interdependientes: conservadora, sociabilizante, represiva y transformadora., Con la llegada de la pandemia, una educación impartida en un contexto de encierro, desprovista de intercambio social y con la ausencia de la cultura escolar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sumado a la emergencia económica que dejó entrever las diferencias y desventajas socioeconómicas en todo el territorio argentino, quedó en evidencia que el sistema educativo no estaba listo para enfrentar la crisis educacional emergente que se estaba gestando.

Así, las clases en todos sus niveles fueron canceladas de manera presencial. Se volvió vital crear, en algunos casos, pulir, en otros, y activar rápidamente un nuevo sistema: la educación a distancia; ésta posicionó a las instituciones y a los docentes en un rol protagonista.

Pandemia e instituciones

Las instituciones debieron transformarse tanto en lo referido a los soportes tecnológicos que los docentes necesitaban, como también en el ofrecimiento de capacitaciones y apoyo psicoemocional. Ante los miles de interrogantes que fueron surgiendo, los docentes esperaban el apoyo de sus instituciones de trabajo para poder afrontar la cambiante realidad que se abría paso en el escenario educativo, a la vez que buscaron nuevos espacios virtuales de trabajo con el fin de construir instancias de comunicación con los alumnos y sus familias.

Algunos docentes manifestaron la ausencia total del apoyo de las instituciones, como en el caso del Instituto de Educación Superior N°11 de la ciudad de San Salvador de Jujuy. Allí,las clases comenzaron en junio del 2020 para los años superiores y los ingresantes recién iniciaron en septiembre. Concordamos con Diana Maza (2020), quien hace referencia a la pérdida del límite de horarios y tiempos escolares o académicos. Las instituciones no pudieron manejar esta dimensión y ello dio lugar a situaciones de agotamiento. Entonces visibilizó través de cuadros clínicos, retiros y renuncias, lo que tornó la tarea de enseñar engorrosa. Por la falta de personal, no se podía cumplir con la misión de seguir enseñando que se tenía. La enfermedad del Covid-19 demostró que las tecnologías de la información y la comunicación, tanto el internet como la inteligencia artificial, fueron herramientas esenciales para que las instituciones continúen funcionando, aunque esto demandaba profesionales capacitados.

Pandemia y ser docente: estrategias de enseñanza

En la actualidad sigue siendo un tópico de conversación para las personas que ejercen la docencia el por qué eligieron la carrera. En este contexto peculiar de pandemia, tenemos que repensar ¿qué es ser docente hoy? Sin lugar a dudas, es animarse a ser guía, ser acompañante, ser confidente de ilusiones futuras, pero conceptualmente: ¿qué es?

Coincidimos con Paulo Freire (2004) al comprender que la concepción de maestro pasa por la tarea de enseñar, ya que allí se reconoce el valor de los sujetos históricos, la aprehensión del saber y el rigor frente al conocimiento. Es la acción de contribuir en la trayectoria formativa del alumno de manera que pueda realizar una reflexión crítica de su entorno en pos de la comprensión de su contexto y cómo éste lo atraviesa y condiciona.

Para los docentes formados en un sistema de trabajo y acostumbrados a la propia toma de decisiones, la necesidad de ofrecer respuesta a las demandas cambiantes suele resultar movilizante. El cambio desplaza a las personas desde lo conocido y confortable a lo desconocido, inusual e incómodo. Ello produce una diversidad de temores e incertidumbres, por lo que la resistencia al cambio es, en el fondo, la resistencia a la idea de perder algo que es valioso o perder algo conocido para ganar algo desconocido (Córica, 2020).

La pandemia produjo transformaciones sin precedentes en la noción de la docencia. Esto es así ya que la adaptabilidad a un entorno virtual se tornó en un requisito obligatorio para el curriculum vitae de cualquier formador. En cuanto al I.E.S. N°11, para poder adaptarse a la situación, inauguró una página web donde anunciaría la difusión de materiales y documentos teóricos de las clases; a la vez, la misma página serviría de nexo entre docentes y estudiantes. Sin embargo, no funcionó así, ya transcurrido el mes de mayo aún las clases no iniciaban. Una experiencia particular en este contexto fue cuando una de las profesoras de tercer año de la carrera de Museología y Gestión Patrimonial solicitó ayuda a sus alumnas para que éstas acudan a su casa y conecten la computadora de escritorio a los parlantes, al micrófono y a la impresora con escáner para poder digitalizar los textos. El compromiso asumido por los docentes, de seguir enseñando a pesar de las circunstancias, se ve reflejado en este ejemplo. En él se demuestra ante los alumnos que, a pesar de las adversidades, se tenía que continuar con los procesos pedagógicos ya sea mediante la utilización de plataformas como Meet o Zoom para concretar clases por videollamada, el envío de materiales por e-mail o Whatsapp y también, con la búsqueda de todos los medios propicios para vincularse con el alumnado.

El docente tuvo que adaptarse rápido y tomar nuevas estrategias de enseñanza para poder captar la atención de un estudiantado que ya estaba familiarizado con el nuevo escenario digital, pero no como medio para tomar clases regularmente.

Diana Mazza (2020) nos habla de que el docente tuvo que modificar esquemas, crear nuevos modos de acción, nuevas formas de pensar la enseñanza aplicando métodos de enseñanza que no estaban formulados y, también, tuvo que realizar una adaptación emocional. En este nuevo entorno la angustia y la frustración fueron moneda corriente de los dos lados de la pantalla, tanto para docentes como para los alumnos. La experiencia promovió la resignificación del tiempo y la lectura del ambiente virtual como estrategias necesarias para seguir trabajando de manera eficiente.

La vivencia de la pandemia en el plano formal de la educación no fue solamente cambiar una tiza y un pizarrón por una pantalla, sino que también hubo que modificar, transformar y mejorar las estrategias de enseñanza-aprendizaje. Mazza (2020) nos propone repensar que, en un entorno presencial, la dinámica de trabajo es distinta, es algo inmediato. Por su parte, en la virtualidad la inmediatez se ve transformada en asincronicidad de las acciones, haciendo que el tiempo de clase sea distinto. Esto delimita otro tipo de comunicación, negando la posibilidad de crear el vínculo entre docente y estudiante, por lo que necesita ser repensada, precisada y premeditada, ya que el medio por el cual se realiza esta transmisión de información guarda un registro que operaba de prueba para constatar que se seguía educando.

Dentro del gran desafío de adaptarse a las nuevas metodologías y estrategias de enseñanza, estaba también el plantel docente que presentaba una resistencia al cambio inducido por la pandemia. Dicha resistencia, entendida como un comportamiento observable en respuesta al desagrado o desafío que sienten los docentes como consecuencia de la introducción de nuevas ideas, métodos o dispositivos, es una constante inevitable en las organizaciones educativas (Córica, 2020).

Esta resistencia estaba justificada por el cambio abrupto de estrategias y, también, por la falta de recursos tecnológicos en los distintos hogares de docentes. Tal como menciona Terigi “disponer de tecnologías no es disponer de didáctica” (2020, p.110); esto se traduce en que no solamente se requería poseer los dispositivos, sino que también era necesario contar los conocimientos para poder usarlos (desde la instalación hasta el uso en sí).

También, la resistencia se ve reflejada en la disponibilidad del docente a la hora de contactarse con sus estudiantes. Esta disponibilidad no contempló una franja horaria fija, contrariamente a la presencialidad que marca un límite intangible donde el docente deja su actividad profesional para asumir otros roles, como por ejemplo madre/padre de familia, con otras responsabilidades. El estar disponible (Mazza, 2020) es algo más sutil y a la vez más profundo. Concordamos con Mazza cuando propone no perder de vista las razones que nos han llevado a ser docentes y a seguir firmes, tras de una pantalla, ejerciendo la práctica de la enseñanza.

Reflexiones finales

Desde nuestra perspectiva estudiantil, el rol docente ha tenido que valerse de distintas herramientas (tecnológicas, sociales, psicoemocionales, entre otras) para poder abordar el dictado de clases durante el confinamiento producido por la pandemia. Esos nuevos abordajes se vieron condicionados por los diversos contextos en los que los docentes estaban inmersos a la hora de enseñar. Esto permitió brindando, en algunos casos, nuevas oportunidades de reinventarse y en otros, creó obstáculos que solo sirvieron para replantearse si se quería seguir enseñando.

La pandemia nos ofreció un nuevo escenario, un lienzo en blanco para repensarnos, desde los dos lados de la pantalla (tanto como estudiante y docente), en cómo estábamos ejerciendo nuestras prácticas relacionadas a la educación. Como estudiantes, nos dio la oportunidad, de comprender que la enseñanza es una tarea especializada, que necesita de formación continua, pues requiere detectar necesidades y promover la actualización permanente para evaluar sobre nuestras prácticas y así, investigar para mejorarlas.

También habilitó la reflexión r sobre cómo expresamos, qué palabras elegimos para decir algunas cosas teniendo en cuenta al otro y cómo transmitimos el mensaje para que llegue de una manera óptima y transparente a los alumnos. Todo esto resulta algo positivo, que resurge en pandemia y podría aplicarse en la posterioridad.

La virtualidad vivida durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio podría funcionar como complemento de la educación presencial ayudando a repensar nuevas estrategias de abordaje de contenidos, creando nuevos modelos que contemplen escenarios de aprendizaje dinámicos, transformando una situación de crisis en una oportunidad de aprendizaje colectivo.

Referencias bibliográficas

Córica, J. L. (2020). Resistencia docente al cambio: Caracterización y estrategias para un problema no resuelto. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 23 (2) 255-272. doi: http://dx.doi.org/10.5944/ried.23.2.26578

Freire, P. (2004). Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios para la práctica educativa. Editorial Paez y Terra S.A.

Mazza, D. (2020). Rol docente y vínculos en la virtualidad en: Maggio, M. y otros. Bitácora de cuarentena para docentes y pedagogos. S/ D.

Pain, S. (1983). Diagnósticos y tratamiento de los problemas de aprendizaje. Ediciones Nueva Visión.

Terigi, F. (2020). Enseñar y aprender en tiempos de pandemia en: Maggio, M. y otros.

Bitácora de cuarentena para docentes y pedagogos. S/ D.


  1. Universidad Católica de Salta (Argentina). jaramilloelina@gmail.com

  2. Universidad Católica de Salta (Argentina). natuluciamamani@gmail.com

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