Revista Intersticios.
Publicaciones Académicas de la
Universidad Católica de Salta (Argentina)
e-ISSN: 2796-9045
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Reseña

Citar: Taritolay, A. L. (2021). Reseña libro Afilar el lapicero. Guía de redacción para profesionales. Revista Intersticios, 1(1), pp. 75-78.

Reseña

Daniel Cassany (2007). Afilar el lapicero. Guía de redacción para profesionales. Título original: Esmolar l’eina. Guia de redacció per a professionals (1.ª edición). 176 pp. Barcelona: Anagrama. ISBN 978-84-9711-121-8. La traducción de la obra estuvo a cargo de Oscar Morales y Daniel Cassany.

El autor que nos ocupa es docente e investigador en la Universiti Pompeu Fabra de Barcelona, en la Cátedra de Análisis del Discurso, y ha centrado su actividad académica en la escritura, la comunicación y la enseñanza del lenguaje. Sus trabajos se emplean en más de 20 países de Europa y América, y han sido traducidos a varias lenguas. Entre sus publicaciones encontramos Tras las líneas, La cocina de la escritura y Afilar el lapicero. Esta última, Afilar el lapicero, se apoya en una guía personal del autor, en sus experiencias prácticas de la enseñanza de la escritura a diferentes profesionales y en su precedente obra, La cocina de la escritura (Cassany, 1993), publicación que nos ayuda, a través de un constructo ordenado, coherente y sistemático que facilita la escritura científica, a solucionar dificultades que se presentan al momento de componer un texto.

Entre los objetivos de la obra Afilar el lapicero: guía de redacción para profesionales encontramos el camino de redacción precisa para difundir conocimientos. En opinión del autor, esta «resume con estilo llano las enseñanzas principales de la literatura técnica y las ejemplifica con escritos auténticos, comentados… y con los nombres convenientemente cambiados» (Cassany, 2007, p. 16). El libro consta de una presentación y está organizado en trece capítulos en los que brinda consejos útiles y ejemplos para ayudar a su comprensión; por último, en el «Epílogo» se desarrolla la idea de que escribir otorga poder.

En la «Presentación» el autor nos introduce a la heterogeneidad de la escritura, según las distintas formaciones profesionales, en cuanto a la difusión de los conocimientos científicos. En el primer capítulo «Sobre el lector» nos demuestra la función de los principales tipos de lectores y la relación estrecha —pero sutil— entre lector y el autor. También nos hace notar los criterios generales que caracterizan al primero y, con ello, nos enseña a definir los criterios para la escritura del documento. Posteriormente nos informa acerca de los lectores especializados (profano, ejecutivo, experto, técnico y operario) y nos presenta una categorización de los lectores en el proceso comunicativo.

En las «Técnicas de análisis del lector» nos proporciona herramientas valiosas para analizar a los lectores en contextos específicos, de modo que podamos identificar a los diferentes tipos de lectores a los que se destina la escritura. La caracterización propuesta permite tomar en cuenta las técnicas para una audiencia específica y considerar la importancia de los datos sociodemográficos para segmentar al público heterogéneo. Además, incorpora herramientas para cuando se escribe para una organización; allí nos sugiere priorizar el organigrama, esto es, el lugar que ocupa el lector dentro de la organización. Luego, nos ayuda a contemplar la relación del autor «hacia afuera», relación que describe a través de un diagrama egocéntrico; asimismo, proporciona una guía para escribir a un conocido en la cual recomienda un análisis psicológico del lector que nos permitirá imaginar su reacción ante el escrito.

En «Las voces del autor» Cassany hace foco en los escritos especializados y nos indica que estos muchas veces esconden a sus interlocutores, nos muestra las formas impersonales y nos enseña, a su vez, que el uso de la tercera persona deriva en soluciones artificiosas. Asimismo, nos señala que los indicios de subjetividad esconden juicios de valor en la escritura y nos ofrece atenuantes e intensificadores que se utilizan como parte de estrategias retóricas. En el capítulo siguiente nos ayuda a describir la organización de los datos y nos muestra sus componentes: introducción, cuerpo y cierre. De acuerdo con el autor, la introducción nos organiza y nos anticipa al lector en el texto. En este punto, Cassany nos sugiere incluir portada, identificación, índice, resumen y prólogo, entre otros elementos. Luego, en el núcleo o cuerpo nos exhibe el documento central y nos sugiere que los datos presenten un estilo discursivo determinado, porque ello nos estimula a la reflexión, y sugiere la inclusión de objetivos, metodología, antecedentes y resultados. Por último, el autor despliega el «cierre», allí donde el documento concluye, y en donde nos recomienda proyectar la información hacia el futuro.

En «Títulos y portada» afirma que estos son como «la tarjeta personal de un recién llegado, o el traje o maquillaje de un personaje público» (p. 67). Según los títulos ganamos o perdemos lectores, y nos enseña que el título cuenta con dos funciones básicas: los hay absolutos, que marcan la posición del contenido y diferencian los documentos entre sí; e internos, que presentan diferencias cuando se escribe y cuando se lee. En la portada el autor nos dice que debemos incluir los datos que identifiquen e integren el documento de manera informativa (título, editorial, fecha, etc.). En los índices o tablas de contenido nos aconseja presentar una lista ordenada de los temas que tratará el documento y nos aclara que el más común es el índice general, pero que también los hay específicos (analíticos y onomásticos). El índice sirve de instrumento de trabajo para todos los usuarios del documento porque permite describir las funciones y la utilización y los criterios de elaboración según el grado de especificidad, el tamaño y la presentación y la posición donde se ubica el texto.

Luego nos introduce en los resúmenes y nos señala que deben presentarse como un registro de los datos principales y, para ello, nos sugiere que su escritura se realice al final. El resumen puede ejercer funciones según diferentes contextos: para el lector, para el lector que no leerá el documento, para el lector que lee con atención o que relee y, finalmente, para refrescarnos la memoria. El autor también nos indica que existen diferentes tipos de resúmenes: escolar o profesional; informativo y descriptivo, y nos presenta orientaciones para su escritura.

En «La prosa» el autor nos señala que estamos en presencia de una forma de escritura más especializada que cuenta con oraciones largas, está sujeta a formas verbales en tercera persona del presente, prioriza el estilo nominal al verbal, y afirma (no niega) y exclama (no interroga). En cuanto a la extensión, y retomando otros autores, Cassany recomienda la brevedad, porque se relaciona con la poca memoria que pueden presentar los lectores. Luego nos expone soluciones para evitar los períodos largos: exponer una idea en una oración, sustituir los conectores que relacionan ideas diferentes, eliminar oraciones subordinadas e introducir frases cortas son algunas de las consideraciones que nos sugiere. En seguida nos presenta los grupos nominales junto con sus procedimientos, y continúa con dos ejemplos específicos de estilo nominal y verbal. Finalmente, en cuanto a la afirmación, recomienda su uso —como indican los manuales— ya que es más fácil de comprender y sus datos son más claros e intervinculados.

Cassany continúa profundizando sobre el tema en el siguiente capítulo, que denomina «Más prosa», en el cual nos presenta algunas formas verbales de este género y nos indica que, dentro de las formas verbales y del orden de las palabras, se presentan las prosas activas y pasivas. El autor nos enseña qué usos del gerundio son incorrectos, nos desaconseja su uso y señala que los verbos débiles aportan poco significado. En relación con el orden y posición nos sugiere ubicar los datos importantes en los lugares más visibles para que lleguen al lector. Los incisos complementan el hilo principal del discurso —coma, paréntesis, guion largo—, son recursos simples que añaden información; pero sugiere cautela en su uso. El último criterio que nos aporta para la escritura es la utilización del agrupamiento de palabras relacionadas para evitar contradicciones.

En los diseños de la comunicación profesional nos refiere su carácter multimodal con relación a los recursos semióticos que conforman los sistemas tridimensionales, gráficos, esquemas visuales y sistemas simbólicos que representan la realidad con precisión y objetividad. Por un lado, nos permite reconocer la tarea compleja de realizar un esquema o un diagrama de flujo y, por otro, nos ayuda a realizar los recursos visuales. La construcción de diagramas se realiza por medio de datos y el autor nos aconseja textos que acompañen este recurso. Después, nos presenta las tablas, recurso que transmite datos numéricos con cifras y casillas, y que aporta muchas ventajas a la comunicación personal; pero el autor nos advierte sobre las limitaciones que presentan.

A continuación, Cassany presenta las instrucciones, y nos indica que la mejor manera de escribirlas es «meterse en la piel del lector» y recordar que estas formas deben ser infalibles, precisas y completas; adecuadas, manejables, neutras, seguras y cómodas. El autor nos muestra los criterios generales para su empleo y sostiene algunas recomendaciones en relación con la organización, la redacción y la presentación. Finalmente, en el último capítulo, Cassany ilustra la correspondencia como auténtico motor de las organizaciones, donde se procura que los lectores acepten la respuesta, y nos enseña a no crear falsas expectativas. A través de un cuadro comparativo despliega los mensajes positivo, negativo y persuasivo como ejemplos de estrategias comunicativas.

Con todo lo presentado podemos señalar que, a las propiedades intrínsecas del libro que se vincula con la escritura, el autor adiciona un profundo análisis de la interrelación con el lector. La enseñanza de la prosa es cuidadosa y está profundamente trabajada y, en general, la guía para la escritura muestra un carácter esquemático y novedoso en su presentación. Sin embargo, la obra de Cassany, aunque puede representar para algunos comunicadores científicos una forma profunda de enseñar la escritura, nos deja el vacío de la comunicación verbal. El divulgador interesado particularmente en esta temática deberá recurrir a otros recursos bibliográficos.

Al finalizar la obra, Cassany enuncia el listado bibliográfico que utilizó como punto de apoyo y que a los lectores nos servirá para profundizar la temática. El aprendizaje de la escritura emerge del libro como un aporte considerable y es de relevancia para los escritores del campo de las ciencias, o para los académicos en general.


  1. Universidad Católica de Salta

Analía L. Taritolay

Perfil académico y profesional: Licenciada en Psicología. Especialista en Problemáticas Subjetivas del Contexto Jurídico Forense. Doctoranda en Ciencias Sociales.

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