Omnia. Derecho y sociedad
Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas
de la Universidad Católica de Salta (Argentina)
e-ISSN 2618-4699
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«Populismo y Nacionalismo… son el producto de las mismas desventuras del lenguaje y de las pasiones humanas, los mismos vergonzosos derivados de términos nobles: el pueblo y la nación». Guy Hermet3

Resumen

El propósito de este artículo es aportar una aproximación crítica a los liderazgos políticos de Matteo Salvini en Italia y de Donald Trump en los Estados Unidos, haciendo énfasis en la convergencia entre ambos en el tratamiento excluyente de la migración indocumentada. A través de una metodología cualitativa, se seleccionaron fuentes biblio-hemerográficas —mayoritariamente digitales— para analizar una cadena de acontecimientos que persiguen conectar la implementación de políticas antiinmigrantes a una narrativa vertical, obcecada con el regreso al pasado y la exacerbación del nacionalismo en ambos países. La técnica utilizada parte del enfoque realista en las Relaciones Internacionales, que permite advertir como premisa antropológica que si el ser humano persigue su propio provecho, en este caso la conclusión llevará a confirmar este supuesto en la actuación de los líderes aquí estudiados. En la construcción del imaginario político de ambos personajes se revisa también someramente el rol estratégico de las redes sociales.

Palabras clave: migración indocumentada - populismo - nacionalismo - Donald Trump - Matteo Salvini - redes sociales.

Abstract

The purpose of this article is to provide a critical approach to the political leadership of Matteo Salvini in Italy and Donald Trump in the United States, emphasizing the convergence between them both in the exclusionary treatment of undocumented migration. Through a qualitative methodology, bibliographic sources—mostly digital—were selected to analyze a chain of events that seek to connect the implementation of anti-immigrant policies to a vertical narrative, obsessed with the return to the past and the exacerbation of nationalism in both countries. The technique used is based on the realistic approach in International Relations, which allows us to note as an anthropological premise that if human beings pursue his own benefit, in this case the conclusion will lead to confirm this assumption in the actions of the leaders studied here. In the construction of the political imaginary of both characters, the strategic role of social networks is also briefly reviewed.

Key words: undocumented migration - populism - nationalism - Donald Trump - Matteo Salvini - social networks.

Derecho/ artículo científico

Citar: Núñez García, S. (2022). Italia y Estados Unidos: Nacionalismo vs. migración. Omnia. Derecho y sociedad, 5 (1), pp. 69-80.

Introducción

El propósito de este trabajo es el de explorar algunos paralelismos políticos que se han sucedido en el contexto internacional entre 2018 y 2020, buscando aportar a la comprensión de los retos que México enfrenta junto a otros países, abordando los casos italiano y estadounidense. Ello por considerar que el liderazgo y la popularidad de Andrés Manuel López Obrador se asemejan al éxito de Matteo Salvini y de Donald Trump, respectivamente, en un entorno marcado por el descrédito de la globalización —preconizada por el libre comercio—, buscando desbancarla por medio de la apoteosis de los nacionalismos.

Uno de los aspectos coincidentes, y que sobresale al comparar a estas tres figuras y a sus audiencias, es la recuperación de un pasado nostálgico en sus particulares narrativas nacionalistas, que es al unísono glorificado y aspiracional, como fórmula para cooptar y movilizar a sus seguidores. Todos ellos en conjunto se definen también por su hartazgo respecto de los abusos de las élites, la corrupción, la carencia de empleos, los políticos tradicionales y la denuncia del neoliberalismo, y demandan cambios profundos con resultados inmediatos.

De esta manera, la paradoja que identifica nuestro tiempo —pleno Siglo XXI— es que al dinamismo de nuevas fuerzas y actores políticos, surgidos por la expansión del modelo democrático, se ha sumado también un hecho particularmente histórico, consistente en el desdibujamiento de las fronteras en el espacio territorial de la Unión Europea (UE), dada la implementación del modelo Schengen; pero acompasado de su opuesto —la victoria del Brexit—, que visibiliza la recuperación a ultranza de las identidades nacionales como eje de acción política.

La Italia de Salvini

En septiembre de 2018, la revista TIME publicó un artículo cuyo título se preguntaba «¿por qué Matteo Salvini era el personaje más temido de Europa?» (Walt, 2018). En aquel entonces, habían pasado solo cinco años desde que Salvini asumiera el liderazgo de un partido en ruinas —La Lega Norte— inmerso en la corrupción. La razón de ser de esta fuerza política estaba anclada a una minoría regional, ubicada en el norte de Italia, que durante años pugnó por la secesión al grado de hacer pública la declaración de independencia de Padania en 1996 (Tambini, 2001, p. 131).

Esbozar los motivos que dieron origen a esta circunstancia es importante, pues basados en la denuncia del Estado italiano por una larga historia de opresión, explotación económica y violencia moral, a los que se sumaban la dilapidación de recursos desviados a la corrupción, el clientelismo o el gran aparato burocrático, entre otros factores, es posible advertir la ideología de la cual se nutrió Salvini para llegar a convertirse en il capitano del resurgimiento de dicha fuerza partidaria —ahora denominada La Lega— como actor político nacional en 2018, logrando elevar sus porcentajes de popularidad del 4 % en las elecciones italianas en 2013, al 17 % en 2018. En el caso de las elecciones Europeas, Salvini consiguió un ascenso más vertiginoso, pues su partido solo tenía el 6 % de seguidores en 2014 y remontó hasta el 34 % en las votaciones de 2019, llevando entonces a La Lega a convertirse en el tercer partido más grande del Parlamento Europeo (De Maio, 2019)

Identificado ahora como un político de extrema derecha —aunque militó en el movimiento comunista de Padania en su juventud—, Salvini es oriundo de Milán, Italia, donde nació en marzo de 1973. Aunque nunca concluyó su formación universitaria en ciencia política e historia, ha sido un político que conoce el valor agregado de los cargos de elección popular desde sus 20 años, época en la que fue votado consejero del cabildo de su ciudad natal. Por otra parte, ha fungido como miembro del Parlamento Europeo de 2004 a 2018, actuando como uno de los representantes electos del Noroeste Italiano. Su cargo sobresaliente ha sido el de ministro del Interior y primer viceministro de la República Italiana del 1.º de junio de 2018 al 5 de septiembre de 2019, mientras que desde marzo de 2018 se mantuvo como senador de su país4.

Salvini ha conseguido sacar provecho de oportunidades tales como la ausencia de Giulio Berlusconi, impedido para ser electo a cargos públicos por haber sido declarado culpable de fraude fiscal a cargo de su imperio mediático. Por otra parte, para ganarse la confianza del electorado de centro-derecha, sus ofrecimientos de reforma fiscal y exención de impuestos lograron fama.

Giovanna De Maio (2019) sostiene que la propagación a nivel de toda Italia de un mensaje soberanista, justo en momentos críticos para el euro como moneda única y la crisis europea de refugiados de aquel momento, abrieron a Salvini espacios invaluables para promover una ideología centrada en un fuerte nacionalismo, antielitista, antieuropea y antiinmigrante, viendo así aumentar el número de seguidores de su partido.

Salvini ha abrazado como prioridad la defensa de las fronteras italianas, decretando que los inmigrantes indocumentados son una amenaza, al mismo tiempo que cuestiona los excesos de las regulaciones impuestas por la Unión Europea, considerando que asfixian a Italia y expresándolo así: «Yo viviré y moriré siendo un hombre libre, y no como esclavo de nadie» (Donadio, 2019).

Entre sus amenazas en contra de la Unión Europea, sobresalen el rechazo de las regulaciones migratorias, persiguiendo volver a suscribir libremente acuerdos bilaterales con los países miembros; promover un proyecto de Europa alternativo, de la mano con la francesa de ultra derecha Marine Le Pen, y retar las políticas de control de endeudamiento establecidas para los países de la UE, una vez que la deuda pública italiana llegó a los 2409 millones de euros para 2019, según datos del Banco de Italia. Para 2021 y luego de la pandemia, la deuda italiana sigue en el segundo lugar, después de Grecia, alcanzando el 160 % del PIB.

La realidad es que la retórica de Salvini supo arar en tierra fértil, pues la economía italiana vio aumentar su deuda desde 2008, por lo que el líder de La Lega logra capitalizar la ansiedad de la gente, fustigando a la globalización y a la adopción de la moneda única, sumando a los migrantes —a los que denomina «invasores ilegales»—, como causantes de todos los males.

Su obsesión por frenar la inmigración indocumentada dio lugar a lo que se conoce como el Decreto Salvini, aprobado por unanimidad en el Consejo de Ministros italiano en 2018, durante su gestión como ministro del Interior. Su implementación abolió drásticamente el estatus de protección internacional para los inmigrantes indocumentados, generando al unísono el rechazo de un mayor número de solicitudes de asilo (ANSA, 2019)5. Ejemplos que sobresalen han sido la abrogación de los permisos de residencia por razones humanitarias, la determinación de enmiendas para limitar el derecho de asilo político y reglas severas para nuevas solicitudes de ciudadanía, que desestiman el estatus de residencia como una ventaja para transitar a ella.

La visibilidad a nivel mundial de estas normas fue enmarcada inicialmente por una declaración pública de Salvini en 2018, cuando señaló que ningún contrabandista de seres humanos podría desembarcar en puertos italianos, medida que no solo estaba dirigida a estos delincuentes sino a los navíos de las ONG que patrullan el mar Mediterráneo, con el objetivo de salvar la vida de las personas que naufragan en su intento de llegar a costas europeas.

Para agosto de 2019, el Senado italiano daría su apoyo por mayoría a la pieza toral de la ley de seguridad promovida por el dirigente de La Lega, cerrando un círculo de perversidad en contra de los migrantes vulnerables, pues se estableció que todas aquellas embarcaciones privadas que incursionaran con migrantes irregulares en aguas territoriales italianas se harían acreedoras a multas de hasta un millón de euros, incluyendo la confiscación del navío o incluso su destrucción, además del arresto de su capitán (Butini, 2019).

Desde ese momento, los medios internacionales permitieron atestiguar la exacerbación del drama humano que esta medida ocasionó6, a la cual infortunadamente se sumó Malta, vecino de la misma región marítima. Casos emblemáticos generados por esta situación han sido el del barco Aquarius en junio de 2018, que con 630 migrantes a bordo fue impedido por ambos países para desembarcar. La saga diplomática de esta historia se extendería hasta agosto del mismo año, cuando se resolvió que los migrantes serían distribuidos entre Francia, Alemania, Luxemburgo, Portugal y España (France 24, 2018). Además, el caso que tuvo lugar en agosto de 2019, en el navío de la ONG Proactiva Open Arms, que se mantuvo por 19 días en el mar ante la negativa italiana de permitir el desembarco de más de 107 seres humanos, aun cuando seis países europeos manifestaron que acogerían a los migrantes en aras de resolver una crisis humanitaria que obligó a varios de ellos a lanzarse al mar, buscando desesperadamente llegar a la costa de Lampedusa (Pacho y González, 2019).

A pesar de la fuerza política concentrada por il capitano, un hecho particularmente significativo es que su ambición de poder lo llevó a enfrentar una derrota sensible en agosto de 2019, por un dejo de arrogancia y un mal cálculo político. Para comprender cabalmente esta circunstancia es preciso enfatizar que el triunfo de La Lega en las elecciones generales de 2018 no vino acompañado del voto de una mayoría absoluta, pues solo obtuvo el 17.69 % (The Guardian, 2018). Esta situación la obligó a la formación de un gobierno de coalición que llevó varios meses de negociación, en la que el partido de Salvini hubo de sumar fuerzas con el M5E (Movimiento 5 Estrellas), que según la misma fuente había concentrado el 32.22 % de los electores, bajo la presidencia de Beppe Grillo y el liderazgo en aquel momento de Luigi Di Maio.

Este desenlace generó rivalidades y tensiones que escalaron, entre otras causas, por su agenda de seguridad y por las políticas nacionalistas de tolerancia cero que Salvini impuso a la inmigración irregular, ocasionando finalmente que el propio líder de La Lega buscara una elección anticipada que dio lugar a una crisis parlamentaria. Así las cosas, en el marco de los procedimientos de la democracia parlamentaria pluripartidista que rige a Italia, entre agosto y septiembre de 2019 se formó una nueva coalición política para formar un gobierno entre varios partidos, incluido el M5E, pero donde La Lega quedó fuera.

Sin embargo, esta circunstancia no atrajo la caída de Salvini, pues su actividad política se redobló en tanto continuó con su papel de senador e indiscutible líder de su partido, el cual consiguió aumentar su popularidad incluso en el sur de Italia7 gracias a su intenso trabajo con grupos de base y al activismo en elecciones regionales (Horowitz, 2020), pregonando su retórica nacionalista y antiinmigrante.

Es importante reconocer que la actitud de los italianos en relación con la migración se modifica constantemente. Así, para 2018, el 44 % (ISMU, 2020) estaba en favor del cierre de los puertos implementado por Salvini para impedir el arribo de migrantes irregulares. Aun cuando ha habido cambios en el gobierno y se ha flexibilizado dicha medida, abundan las voces que consideran que sus leyes de migración y seguridad sigan vigentes.

Los Estados Unidos de Donald Trump

Es un hecho que Donald Trump ha pasado ya a la historia de su país y a la del mundo en su conjunto. Ha ganado este lugar no por sus méritos, sino por sus argucias, ofensas y agresividad, que lo ubican como el presidente que llegó a dirigir el destino de la potencia mundial sin una carrera en la política, sumada a un índice de desaprobación que llegó al 61 %, el más elevado de la historia estadounidense, mientras que su desempeño a lo largo de la gestión cuenta también con un promedio mediocre del 40 % (Vittert y Lind, 2019).

La comprensión cabal de esta situación obliga a traer a la memoria que Trump conquistó la elección sin haber sumado la mayoría del voto popular, mediante el mecanismo del Colegio Electoral que prevalece desde la fundación de los Estados Unidos, y que otorga la victoria al candidato que obtenga la mayoría del voto en esta instancia. Es decir, 270 votos de un total de 538 electores8, convirtiéndose en el quinto mandatario que ocupa el poder ejecutivo sin la mayoría del voto ciudadano.

Desde su campaña, Trump enfatizó un marcado nacionalismo, enunciado por su slogan «Make America Great Again»9, sustentado en una plataforma aislacionista, antiglobalización y antiinmigrante. Se presentó como una alternativa política no tradicional, pero se caracterizó por una narrativa que apelaba a instintos xenófobos, misóginos y excluyentes, capaces de transmitir un mensaje cuyo objetivo era sacar el mayor provecho de una sociedad polarizada, identificada por la desconfianza, el descrédito de los partidos políticos y una marcada desigualdad (Sawhill y Pulliam, 2019)10.

El ascenso de Trump al poder confirmaría la tesis de Carol Swain (2002), cuando catorce años antes afirmaba que la ansiedad entre los blancos estadounidenses iba aumentando, no solo porque las tendencias demográficas advertían el crecimiento de las minorías —donde particularmente ya sobresalían los latinos—, aunado a que los empleadores optaban desde entonces por desplazar más fuentes de trabajo a países con bajos salarios, también por la prevalencia de una actitud de corrección política, que impedía que los blancos expresaran sus preocupaciones y resentimientos de manera abierta. La autora prevenía sobre los peligros de la profundización de la división racial y el extremismo blanco, circunstancia que se agravaría también por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, y la sonada victoria del primer presidente afroamericano en 2008, Barack Obama.

Trump fue favorecido en 2016 con cifras que expresan claramente lo anterior, pues obtuvo el 53 % del voto masculino, mientras que Hillary Clinton solo alcanzó el 41 %. Ganó la preferencia del 58 % de los votantes blancos, en comparación con su rival que registró solo el 37 %. Asimismo, para advertir la marcada división que ya experimentaba la sociedad estadounidense en términos de preferencias electorales por género y raza, los datos arrojaban que el 54 % de las mujeres, más el 88 % de los afroamericanos y el 65 % de los latinos, optaron por su rival, la candidata demócrata (BBC, 2016).

Un hecho digno de mencionar es que Trump dividió al propio Partido Republicano desde que comenzó a trabajar por su candidatura, dando lugar al movimiento político Never Trump11, que se opuso sistemáticamente a su candidatura en 2016. Conformado por republicanos liberales, globalistas y neoconservadores —entre otros—, sus miembros son esencialmente mucho menos conservadores que las huestes trumpistas. Se ha mencionado que el movimiento continuó activo oponiéndose a la gestión del presidente, siendo el Senador Mitt Romney, de Utah, uno de ellos.

Una de las más ominosas pretensiones de Trump para sumar adeptos fue insistir en que la vecindad geográfica con México representaba una de las más poderosas amenazas para la seguridad de sus connacionales. La franja fronteriza de más de 3 000 km que compartimos se convirtió en uno de los elementos predilectos del presidente para denostar, amenazar y presionar al país, no solo por el cruce de migrantes indocumentados, el narcotráfico o los «bad hombres», también por el cruce de mercancías y el superávit comercial que, desde su óptica, venían afectando los intereses estadounidenses y dejando sin empleo a sus trabajadores, arremetiendo por igual en contra del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al calificarlo como el peor tratado comercial firmado por su país.

Su retórica fue apoyada por un reforzamiento de la seguridad fronteriza, aunada a la instrumentación de redadas y deportaciones fast track que exacerbaron la tensión entre la población indocumentada. Al igual que lo logró Salvini, la ecuación en Estados Unidos logró combinar la migración y la seguridad como factores consustanciales. Si para 2017 se contaban 10.5 millones de migrantes indocumentados en dicho país, para 2019 una encuesta del prestigiado PEW Research Center arrojó que el 68 % de los estadounidenses consideraba entre muy importante o relevante aumentar la seguridad en dicha frontera (Daniller, 2019).

El nacionalismo trumpista —aún vigente— apela a la uniformidad cultural, pues conlleva un color de piel. Se exacerba una mirada a un pasado glorioso, también a un paraíso escondido —denominado por Sarah Palin, en 200812, the «Real America»—, identificado por los pequeños pueblos rurales del medio oeste estadounidense, muchos de los cuales lograron sumar más de 2600 condados que fueron clave para la victoria de Trump en 2016 (Lacapria, 2016).

En los tiempos que corren, los votantes parecen determinar sus preferencias por partidos o por candidatos sobre bases identitarias y lealtades partidistas, en lugar de hacerlo por políticas específicas. De hecho, los votantes ajustan incluso sus percepciones y preferencias de política de acuerdo a sus adhesiones identitarias (Fukuyama, 2018) y, en la medida en la que dichas identidades se multiplican y fortalecen, el conflicto social se intensifica.

No es entonces una casualidad que Trump haya decidido desestimar lo que se conocía como «el credo americano», basado en los ideales de libertad, igualdad y justicia, además de hacer a un lado a la migración, como eje fundacional del país.

Trump ha dicho que «la nación es el mejor vehículo para elevar la condición humana», apelando a reforzar el fundamentalismo nativista. Trump es un actor político pragmático, que promueve un nacionalismo reaccionario que es enemigo acérrimo de la diversidad.

La apuesta por su reelección durante 2020 estuvo acotada por una polarización social que tiene una incidencia directa en el aumento de la violencia en Estados Unidos. En el ámbito racial se ha documentado un incremento en los crímenes de odio desde su triunfo en 2016. Uno de ellos, la masacre de El Paso, en Texas, en agosto de 2019, que en México no se olvida. Mientras tanto, la efervescencia del movimiento de los afroamericanos Black Lives Matter da cuenta por igual de su hartazgo por la brutalidad del uso de la fuerza por parte de los cuerpos policiales.

Reflexión final

Los escenarios políticos aquí planteados de Italia y Estados Unidos dan cuenta de grandes similitudes que van más allá de los slogans «los italianos primero» o «América primero». Por ello, de manera intencional se ha dejado cerrar este acercamiento al tema señalando una semejanza de inobjetable impacto: el éxito mediático de Salvini y de Trump, cuya herramienta estratégica ha sido el uso intensivo/extensivo de las redes sociales para propagar sus mensajes, pero también para desacreditar a sus críticos y opositores políticos.

En el caso de Matteo Salvini, su larga trayectoria pública le ha hecho acreedor al reconocimiento de un consumado estratega político y buen comunicador, pues logró que su narrativa lo identificara como una figura del pueblo, además de dar lugar a nuevas fórmulas discursivas que han tomado distancia de los galimatías que caracterizaban a los políticos italianos. Sus expresiones directas, provocativas y sin cortapisas le redituaron en adeptos.

Ha sido objeto frecuente de talk shows televisivos y del hábil manejo de su imagen, que por igual utiliza. Se ha valido hasta del nacionalismo culinario —«mi día comienza con pan y Nutella»— o de alusiones a sus platillos predilectos de pasta Barilla. El líder italiano contaba ya en enero de 2019 con 3.3 millones de seguidores en Facebook, más de un millón en Instagram y 943 000 en Twitter (Horowitz, 2019).

En este mismo sentido, el caso de Donald Trump es exponencial, pues para 2019 sumó una audiencia global de más de 66 millones de seguidores en Twitter. Según el New York Times, para noviembre del mismo año, el entonces presidente había lanzado más de 11 000 twitts, de los cuales casi 6000 fueron utilizados para atacar a alguien o algo; 1710 promovieron teorías conspirativas —una de sus predilectas fue difundir que en la elección de 2016 hubo fraude, arguyendo que millones de personas votaron sin tener derecho, costándole esto la pérdida del voto popular— (Shear, 2019). Este tópico, como bien podemos constatar, fue retomado en su proceso fallido de reelección en 2020, pero para descalificar el triunfo contundente del presidente Biden, y continuar escalándolo para cohesionar al radicalismo conservador estadounidense.

Por otra parte, aludimos ahora brevemente a un tercer actor que en América Latina se asemeja a los aquí tratados. En México, al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien en su victoria electoral de 2018 calificó de «benditas» a las redes sociales, haciendo de ellas un instrumento estratégico que, al año de gobierno, arrojaron cifras a la alta que sumaban 6.2 millones de seguidores en Facebook, 6.3 millones en Twitter y 1.59 millones en YouTube, llevándose el combate de la corrupción el primer lugar como tema de interacción con sus seguidores (Paredes, 2019).

Otra similitud paradigmática que liga al trío es el tratamiento que han dado al tema migratorio. Este aparece como una de las armas más poderosas para dar forma a los nacionalismos preconizados por las tres figuras políticas, sin desestimar las particularidades que, por obvias razones, diferencian a Italia, Estados Unidos y México.

Mientras que Salvini ha hecho alarde del éxito de sus políticas para contener el flujo de migrantes indocumentados a su territorio —los datos advierten que en 2018 se registraron más de 21 000 arribos, en comparación con solo 7892 entre los primeros 10 meses de 2019 (ANSA, octubre 2019)—, Donald Trump se anotó también una victoria en este mismo tenor. Sin que hubiese alcanzado su ansiado sueño de hacer realidad su «Gran Muro» en la frontera con México, como ya se observó con anterioridad, el número de indocumentados detenidos en ese espacio creció, reduciendo el número de cruces irregulares.

Según el PEW Center de los Estados Unidos (Krogstad, 2019), la población mexicana indocumentada asentada en Estados Unidos vio una reducción histórica de 6.9 millones en el año de 2007, para bajar a 4.9 millones en 2017, mientras que las caravanas migrantes, que pusieron en jaque a México en 2019, también mermaron.

Justo aquí es en donde entra en acción el gobierno de la 4T. Nos referimos al acuerdo de junio de 2019 entre los gobiernos de México y los Estados Unidos, para la contención de la migración indocumentada proveniente de Centroamérica a cargo del primero, en aras de complacer a Trump e impedir sanciones arancelarias que afectarían el comercio entre ambos países. Al inicio de su gobierno, AMLO había prometido acceso libre a las caravanas, además de trabajo, educación y asistencia; pero unos meses después se retractó. Desde entonces —y a pesar del ascenso a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden en 2021—, se sigue impidiendo su libre tránsito por México, poniendo a su Guardia Nacional para detener y reprimir a estas personas, bajo el supuesto de que es por su propio bien, ya que el cruce del país es peligroso (Animal Político, 2020). Esta afirmación suena a la usada por Salvini para impedir el desembarco de migrantes indocumentados, señalando que así se desincentivaba el tráfico de personas y se evitaba su naufragio.

Justo en este mismo tenor, no omitimos mencionar que Salvini concluye el 2021 acusado penalmente por el secuestro del barco español de rescate humanitario Open Arms, al cual impidió anclar en Sicilia en agosto de 2019, obligando a todos sus tripulantes y pasajeros a permanecer en el océano por casi tres semanas (Pacho, 2021). Mientras, Trump se ocupa a tiempo completo a atacar a Biden y a su partido, reactivando sus redes sociales y dispuesto a recuperar la Casa Blanca en 2024. En conclusión, las tácticas de ambos utilizadas para dividir a sus connacionales siempre estuvieron alineadas.

Por último, esperamos que los lectores hayan encontrado en estas líneas una aproximación cualitativa a algunos de los nacionalismos emblemáticos del siglo XXI, partiendo de una gama de elementos para analizar e interpretar su sentido, motivaciones y comportamientos, en un entorno político global de conflicto e incertidumbre, enmarcado por una crisis sin precedentes, originada por la pandemia la COVID-19.

«From the subsequent experience of loss and fragility, however, the possibility of making different kinds of ties emerges». Judith Butler, 2006.

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The Guardian. (5 de marzo 2018). Italian elections 2018- full results. https://www.theguardian.com/world/ng-interactive/2018/mar/05/italian-elections-2018-full-results-renzi-berlusconi

Turco, A. (24 de enero 2020). Electoral polls index: growing sovereign forces. Termómetro Político. https://www.termometropolitico.it/?cn-reloaded=1

Vittert, L. y Lind, B. (10 de junio 2019). The most unpopular president could win again in 2020. The Conversation. https://www.theconversation.com/the-most-unpopular-presidential-election-winner-ever-could-win-again-in-2020-115752

Walt, V. (13 de septiembre 2018). Why Italy´s Matteo Salvini is the most feared man in Europe? TIME. https://time.com/5394448/matteo-salvini/

270 to WIN (2016). Presidential Election of 2016. https://www.270towin.com/2016_Election/


  1. La realización de este artículo ha sido posible gracias a los apoyos otorgados por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA), a través del Programa de Apoyos para la Superación del Personal Académico de la UNAM (PASPA), en 2018, para la realización de una estancia sabática en Milán, Italia.

  2. Catedrática de la división de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuenta con estudios de posgrado en Sociología por la misma institución. Investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM. Directora de la sede UNAM Los Ángeles, California. Vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI). Su especialidad son las relaciones políticas México-Estados Unidos, la desigualdad social y de género en América del Norte, así como la migración y los procesos electorales en Estados Unidos. Fue investigadora asociada del Center for Latin American and Caribbean Studies de la Michigan State University. Fue distinguida como Fellow del Woodrow Wilson International Center for Scholars de los Estados Unidos en 1999. Entre sus múltiples publicaciones se incluyen la coedición del libro Canadá y México durante la era Harper. Reconsiderando la confianza (CISAN/UNAM; México, 2017); el artículo «Current Challenges of the US-Mexico Relations» (Journal of Latin American Studies, Institute of Latin American Studies, Chinese Academy of Social Sciences; Beijing, 2011). Su obra más reciente es la edición del libro La presidencia de Donald Trump. Contingencia y conflicto (CISAN/UNAM; México, 2018). silnugs@gmail.com ORCID: 0000-0003-0614-9319.

  3. Véase Hermet, 1999.

  4. Para mayor información, véase https://biografieonline.it

  5. Se estima que el número de inmigrantes indocumentados en Italia comenzó a aumentar considerablemente desde 2013, pues se endurecieron las políticas para ingreso por motivos laborales. Según información de Action Aid y Openpolis, las medidas decretadas por Salvini acabarían por sumar alrededor de 80 000 solicitudes de asilo rechazadas en 2019. Si se toma en cuenta la limitada capacidad de repatriaciones que realiza Italia, la cifra de inmigrantes irregulares tenderá a aumentar, alcanzando un aproximado de 680 000 para fines de 2019, y un estimado de 750 000 para el inicio de 2021 (ANSA, noviembre de 2019). Para mayor información, véase https://www.infomigrants.net/en/post/20642/680-000-irregular-migrants-in-italy-after-security-decree-study-finds

  6. Unos días antes de que esta ley de seguridad fuera sancionada, se registró la muerte de 150 migrantes cuyas barcazas zozobraron luego de salir Libia (Butini, 2019). Italia es un país clave para dimensionar la tragedia que cruza el Mediterráneo, como la zona en donde han muerto o desaparecido aproximadamente 19 000 migrantes entre octubre de 2013 —cuando se registró la muerte de 360 personas al hundirse un barco en la isla de Lampedusa— hasta octubre de 2019. Para ampliar esta información, véase https://www.infomigrants.net/en/post/20055/migrant-deaths-19-000-in-mediterranean-in-past-6-years (ANSA, octubre 2019)

  7. Es importante recordar que la fortaleza de La Lega proviene de las regiones del norte industrializado de Italia que, al igual que Cataluña, consideran que han sido objeto de abuso por parte de sus respectivos gobiernos nacionales, en tanto que se las despoja de la riqueza que ellas generan. Salvini ha sabido derivar su lucha ultra nacionalista y atraer por igual a otras regiones, como el sur italiano —Calabria, por ejemplo—, históricamente empobrecido. Según encuestas, logró que la intención de voto a su favor subiera significativamente, alcanzando casi un 32.5 % al iniciar el 2020 (Turco, 2020).

  8. Su rival, Hillary Clinton, obtuvo casi 3 millones de votos más: 65.8 millones de sufragios a su favor, en contraste con los 62.9 millones que apoyaron a Trump. Véase: https://www.270towin.com/2016_Election/

  9. «Volvamos a hacer grande a América».

  10. Según datos de la Brookings Institution, para 2016 el 20 % de los hogares estadounidenses con los ingresos más elevados concentraban el 77 % del total de la riqueza, cantidad que sumaba más del triple que aquella que en conjunto estaba repartida entre los sectores de clase media. Otro dato importante es el elevado nivel de endeudamiento de los hogares, que para 2018 alcanzaba un total de 15 mil millones de dólares (Sawhill y Pulliam, 2019).

  11. «Nunca Trump».

  12. Sarah Palin fue gobernadora republicana de Alaska de 2006 a 2009. Con una larga trayectoria política, ha destacado como líder del movimiento ultra conservador del Tea Party, que jugó un papel decisivo en la elección de Trump en 2016.

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